El relevo de Piqué confirma el bloqueo del diálogo sobre Gibraltar
Una profunda remodelación de Exteriores espera a la nueva ministra
La reunión prevista para el viernes entre Josep Piqué y su hasta ayer homólogo británico, Jack Straw, ya no tendrá lugar. El relevo del ministro de Exteriores en vísperas de una negociación sobre Gibraltar evidencia el bloqueo del proceso abierto hace un año, ya que el presidente José María Aznar ha considerado que no valía la pena posponer hasta después de esa cita el cambio del jefe de la diplomacia española. El nombramiento de un nuevo ministro deja además en suspenso la remodelación pendiente en dicho departamento.
Desde la designación de un nuevo director de la Oficina de Información Diplomática hasta el cambio de embajadores tan importantes como los de la ONU, la UE o Tokio, pasando por el probable relevo de los de Rabat y Lisboa, estaban pendientes de ser abordados en un depacho que Piqué tenía previsto celebrar esta semana con el subsecretario, Carlos Carderera. Ahora, habrá que esperar a que Ana Palacio tome posesión y remodele la cúpula del Ministerio.
Piqué no esperaba el relevo de ayer. El viernes seguía insistiendo en la misma previsión que venía trasmitiendo a sus colaboradores: que Aznar no cambiaría el Gabinete por lo menos hasta enero. Ayer mismo por la mañana, grabó una entrevista con Radio France para que fuera emitida hoy. También hoy tenía previsto pronunciar una conferencia en el Instituto de Relaciones Internacionales de Londres. El tema era la presidencia española de la UE y sus resultados, pero tanto la conferencia ya escrita como la entrevista grabada quedarán en archivo como documentos póstumos de su gestión.
El tema de la entrevista radiofónica era la negociación sobre Gibraltar que Straw y Piqué tenían previsto celebrar el viernes. El encuentro era importante, porque la última conversación entre los dos ministros, el pasado 26 de junio, vino a indicar que el proceso iniciado hace un año había descarrilado por dos motivos: se ha caído la determinación común de llegar a un acuerdo antes del fin del verano y los británicos han dado marcha atrás en su posición inicial de que el acuerdo alcanzado fuera válido aunque lo rechazaran los gibraltareños. En esos dos propósitos se resumía la única y espectacular novedad anunciada hace un año en relación con un proceso negociador que languidecía desde 1984.
Piqué y Straw tenían previsto hacer el viernes un balance que preservara al menos lo logrado durante los últimos doce meses. Pero tropezaban con dificultades derivadas de la pretensión de adjudicarse responsabilidades sobre la crisis actual. En todo caso, habían renunciado a la posibilidad de acordar un nuevo calendario.
Ahora puede darse por cierto que el encuentro anunciado será aplazado, a no ser que Ana Palacio decida hacer acto de presencia el viernes junto a Straw aun careciendo del mínimo de preparación indispensable para impulsar una negociación política tan específica. El hecho de que Aznar no haya esperado a esta cita para relevar a Piqué indica que el Gobierno no esperaba gran cosa de esta reunión.
En cuanto a la remodelación pendiente en Exteriores, reviste cierta urgencia porque uno de sus factores desencadenantes, la salida hacia la Casa Real de Alberto Aza, director de la OID, se hará efectiva en la segunda semana de septiembre. Por las mismas fechas dejará Bruselas el representante permanente ante la UE, Francisco Javier Conde, que ya tenía garantizada la Embajada en Tokio. De la capital japonesa saldrá Juan Leña, antiguo director general de la OID, que parece el candidato natural a sustituir a Aza al frente de esa oficina. También se ha hablado para ese cargo de Fernando García Casas, diplomático que hoy es director general en la Oficina del Portavoz del Gobierno.
Pero otro antiguo director en dos ocasiones de la OID está próximo a cesar en su destino. Se trata de Inocencio Arias, embajador ante la ONU, que entra también en las quinielas de los relevos. Para sustituirle en Nueva York suenan Miguel Ángel Moratinos, enviado especial de la UE en Oriente Próximo, que dejará ese cargo en diciembre, y Javier Garrigues, secretario general de Exteriores. Ramón Gil Casares, asesor diplomático de Aznar, podría optar también a la Embajada ante la ONU si, tras la remodelación, dejara su empleo.
Al margen de la eventual vancante de Garrigues, puede darse por segura la de Carlos Basterreche, secretario general para Asuntos Europeos, que sustituirá a Conde como representante ante la UE.
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