El Gobierno, preocupado por el retroceso de las libertades en Guinea

El Gobierno español expresó ayer al presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, su 'grave preocupación' por el 'retroceso' que la situación de los derechos humanos está experimentando en ese país. Lo confirmó ayer en los pasillos del Congreso el ministro de Exteriores, Josep Piqué, que aseguró que el embajador de España en Malabo, José Riera Siquier, ya ha transmitido a Obiang este malestar tras conocerse la muerte en prisión de Juan Ondó Nguema, uno de los 65 opositores condenados el mes pasado a largas penas de prisión como cómplices de un supuesto golpe de Estado jamás demostrado.

Piqué reiteró que el Gobierno ya expresó el pasado viernes 'con mucha claridad' que es 'absolutamente imprescindible que haya una investigación clara que permita la verdad de los hechos'. 'Quiero reiterar', añadió, 'mi grave preocupación por lo que considero un retroceso de los avances que se habían venido produciendo en el respeto a los derechos humanos por parte Guinea Ecuatorial'.

La Comisión de Derechos Humanos de la ONU levantó el pasado mes de abril la vigilancia especial sobre Guinea Ecuatorial, en atención fundamentalmente a la actitud de los países africanos que rechazan este tipo de controles. Pese a las protestas de la oposición guineana, fuentes gubernamentales españolas consideraron entonces positivo el paso dado por la ONU y estimaron que abría la puerta para una próxima visita a Malabo del presidente del Gobierno, José María Aznar. Piqué afirmó ayer que, en las actuales circunstancias, 'no parece previsible ni aconsejable' ese viaje.

Por otra parte, Piqué aseguró que no tenía noticia de que hubiera llegado a instituciones españolas alguna invitación para asistir a la boda del rey Mohamed VI de Marruecos, que se celebrará 'a partir' del próximo viernes, 12 de julio, según el anuncio oficial hecho ayer en Rabat. Fuentes del Palacio de la Zarzuela confirmaron igualmente a este diario que hasta anoche no se había recibido invitación alguna para un evento en el que el Gobierno ha excluido anticipadamente cualquier participación de la familia real española mientras el embajador marroquí no regrese a Madrid.