La población reclusa ha crecido en 900 presos en tres años y medio

En las cárceles de Cataluña había el pasado miércoles 6.905 presos, el 15% más que en enero de 1999, cuando eran 6.003. Sin embargo, el personal penitenciario de todos los ámbitos, desde administrativos a educadores, no ha aumentado en igual proporción y en estos tres años y medio la plantilla ha pasado de 2.770 a 2.905 trabajadores. Es decir, sólo ha crecido en 135 personas, lo que supone el 5% más. El Departamento de Justicia admite que la situación está llegando al límite y estudia extender la concesión de más permisos y del tercer grado penitenciario.

La población reclusa de Cataluña permaneció estabilizada en los últimos años hasta 2001, cuando se produjo un rebrote de la delincuencia. A eso se añadió un endurecimiento en la política de permisos de la Generalitat tras la polémica fuga de dos presos de Lleida y el rosario de fugas de finales del año pasado. El tercer factor que explica la situación actual es que los jueces dictan más órdenes de prisión porque la fiscalía lo pide con más frecuencia en el juzgado de guardia.

El encarcelamiento preventivo afecta especialmente a la población inmigrante, que por primera supera a la española. De los 1.412 reclusos en espera de juicio que había en el mes de mayo en las cárceles de Cataluña, 728 eran extranjeros y 684 españoles. En enero del año 2000, las cifras eran muy diferentes y había 412 extranjeros preventivos por 777 españoles. Fuentes del Ministerio del Interior aseguran que existe una relación entre delincuencia e inmigrantes en situación irregular.

'Estamos al límite'

Al margen de estas interpretaciones, en breve puede superarse la cifra simbólica de 7.000 internos en las cárceles catalanas. 'Estamos al límite de poder mantener unos principios penitenciarios basados en la reinserción en vez de la seguridad', admite Ramon Parés, máximo responsable de prisiones de la Generalitat. En la Modelo, por ejemplo, hay más de 1.800 presos, cuando lo deseable sería que no sobrepasaran el millar. La población de Quatre Camins supera las 1.250 personas, casi el doble de lo razonable, y en el penal de Tarragona hay tres reclusos por celda.

Los sindicatos censuran que en los últimos tres años sólo se han contratado 135 nuevos funcionarios. En las prisiones catalanas trabajan ahora 2.905 personas en todos los ámbitos, aunque el personal dedicado a vigilancia es de de 1.747 funcionarios. O sea, cuatro presos por empleado. La inmensa mayoría trabajan cuatro días y libran otros cuatro, con lo que el personal queda muy mermado, y así se explica que en una mañana de un día cualquiera sólo haya un jefe de unidad y tres funcionarios para un módulo de 180 presos en la mayoría de las prisiones. Justicia recuerda también que en las últimas semanas se han contratado 60 personas de refuerzo, aunque los sindicatos puntualizan que son contratos temporales que acaban a finales de año.

Ante esta situación, Justicia estudia flexibilizar los criterios que antes endureció para descongestionar las cárceles, aunque oficialmente se afirma que no hay cambio de rumbo. Hace unas semanas se anunció la creación de 1.000 plazas, la mayoría de ellas para presos de tercer grado, que en los próximos días empezarán a llenarse- 'El problema es que no tienen una política clara y dan continuos tumbos', afirma Xavier Navarro, responsable de prisiones de CC OO. Otra paradoja: en la cárcel Modelo de Barcelona, que ha de vaciarse en el futuro, se está construyendo un módulo para 140 presos penados en la primera fase del primer grado penitenciario, el régimen más duro.

Mientras tanto, al margen de las cifras, un grupo de juristas de Inglaterra, Italia, Grecia, Portugal y España se han reunido este fin de semana en Barcelona. Su preocupación son las condiciones de vida en el interior de las cárceles y por eso reclaman que se realicen investigaciones específicas sobre inmigrantes, jóvenes y mujeres, y que se presenten sendos informes a la Unión Europea el próximo año.