Los sentidos de la música
Una exposición reúne en Málaga 400 instrumentos que se pueden ver, oír y tocar
Algunos de los usuarios del aparcamiento subterráneo de la Plaza de la Marina miran curiosos desde los cajeros de pago las vitrinas sin atreverse a entrar en la exposición. Juan Juan Antonio Ramírez ha llegado a Málaga desde el municipio de Nerja para pasar todo el día en la ciudad. Lo primero que vio fue un cartel anunciando la muestra titulada Música en acción y no dudó en acercarse.
Una vez dentro, la iluminación, la música y el espacio trasladan al visitante a otro mundo, alejado de los ruidos de la calle, de las bocinas de los coches y el ajetreo de la tediosa rutina. Juan Antonio hace sonar las teclas de un piano, colocado en uno de los extremos de la peculiar sala precisamente para ser tocado, y se detiene en el ghatán. Es un instrumento primitivo. Consiste en una vasija de barro con dos agujeros. El sonido se produce por la presión ejercida mediante las palmas de las manos, dice el texto explicativo que acompaña al instrumento. 'Me gusta mucho la música y lo que más me ha llamado la atención de esta muestra son los gramófonos, las gramolas ver cómo empezaron los primeros sonidos grabados. También me encanta la luthería y los instrumentos mecánicos como la pianola', dice. 'La verdad es que la exposición está muy bien montada y en un sitio muy especial, con ella aprendes y pasas un buen rato. Te diviertes escuchando, tocando y viendo los instrumentos', añade este psicólogo de 30 años.
Precisamente ese es el sentido de esta muestra que reúne unos 400 instrumentos de diversos países y culturas, ofrecer un conocimiento mucho más rico de la historia de la música, desde el principio del hombre hasta nuestros días. 'Me llama muchísimo la atención el que se puedan tocar los instrumentos. Este tipo de exposición hace que el público se acerque mucho más a la música porque hay muchos más sentidos implicados, no solo el oído. Pienso que habrá una variedad de edades muy grande que pueda comprender y asimilar conocimientos', opina María Eugenia López, que ya ha visitado la muestra por segundo día consecutivo. Hoy lo hace sola y de manera más pausada. A la inauguración asistió con su marido, que es melómano, y con su hijo de ocho años. 'Es algo didáctico y participativo, al contrario que otras exposiciones', añade. Esta filóloga de 53 años ha vivido cuatro años y medio en la India, y son precisamente los instrumentos procedentes de este país asiático, como el sitar, los que más le interesan.
Sin embargo, para Antonio Burgos, de 76 años, no hay nada como el acordeón. 'Yo toco el acordeón y he estado escuchando por los auriculares algunas piezas interpretadas con este instrumento', cuenta. 'También he visto uno muy antiguo, de botones, parecido a uno que yo tocaba en los años 40 y que costaba 375 pesetas', añade. Antonio vuelve a colocarse los auriculares y escucha canciones tocadas con arcos de cazadores, que, según explica el panel, fue el primer instrumento de cuerda.
Del fémur al sintetizador
Miguel Ángel Piédrola es un apasionado de la música. A los cuatro años su padre le regaló una bandurria y fue entonces cuando se despertó en él la afición de coleccionar cientos de instrumentos procedentes de todas partes del mundo y de todas las épocas. Desde hace ocho años, ha mostrado su colección por diversos puntos del país con un objetivo que trasciende de lo meramente cultural a lo didáctico. 'Es una exposición interesante para melómanos pero que además pretende despertar la curiosidad de todos, sean del nivel cultural que sean', dice. Junto a las vitrinas donde se exponen las piezas se han colocado paneles, instrumentos que se pueden hacer sonar y auriculares con los que se pueden escuchar canciones interpretadas con estos instrumentos. La sala está dividida en instrumentos de cuerda, viento, percusión, sonidos electrónicos y grabados y el recorrido comienza con los instrumentos primitivos, realizados con huesos humanos, a los más actuales. Una auténtica ocarina precolombina, un Huara Puara, flauta de piedra de los incas, un krar de Etiopía, una órgano portátil chino, un kissar africano utilizado en ceremonias fúnebres, una lira africana hecha con una calavera humana, un saxofón de caña, una trompeta tibetana de más dos metros y medio de altura, un laúd chino del siglo VIII, un sonajero de Alaska o una cítara clásica de Japón son algunos de los tesoros que se pueden ver en esta exposición, que también recoge guitarras del luthier Bellido y un violín y un violonchelo de la escuela malagueña de Chacón. La tecnología se adaptó también al mundo de la música y se crearon los primeros aparatos de grabación y reproducción de sonido grabado. Desde un fonógrafo original de Edison hasta diversos modelos de gramolas de principios del siglo XX forman parte de la colección de Miguel Ángel Piédrola. La muestra Música en acción. Ver, oír y tocar está adaptada para invidentes, ya que los textos explicativos están reproducidos en alfabeto Braile, y hay puntos de información multimedia en los que se pueden consultar más de mil instrumentos. Permanecerá abierta un año en una sala junto al aparcamiento subterráneo de la Plaza de la Marina.
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