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Los músicos de la movida madrileña, contra la política cultural del alcalde

Los artistas aseguran que la ciudad 'carece de personalidad' por culpa del alcalde

Los integrantes de la movida madrileña, que protagonizaron la música de los ochenta, se muestran muy críticos con la política cultural del alcalde de Madrid, José María Álvarez de Manzano. 'Menos mal que Madrid se mueve por encima de quienes sean sus dirigentes', asegura Olvido Gara, Alaska, quien denuncia que la ciudad ha perdido peso musical. Álvaro Urquijo, de Los Secretos, cree que los conciertos en Madrid 'no tienen el carácter de acontecimiento que tienen en Londres o París'.

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Entre finales de los setenta y comienzos de los ochenta, Madrid sufrió tal transformación de hábitos que a todo lo que pasaba por sus calles se le llamó 'la movida madrileña'. Al margen de nostalgias, hay un sentimiento general de que Madrid ha perdido peso en cuanto a ciudad donde los acontecimientos musicales son continuos.

Este hecho, criticado por numerosos artistas, tiene una cifra. Un informe reciente elaborado por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) revela que la asistencia a conciertos en Madrid ha descendido un 10%, principalmente por la falta de espacios que acojan espectáculos de música popular. La región es, tras el País Vasco y Galicia, la autonomía que ha sufrido un mayor descenso en el número de asistentes a conciertos de música popular (pop, rock, jazz, folclore...). En 2001, los espectadores de este tipo de música fueron 2.104.771, 235.000 menos que en el año anterior. La SGAE ha denunciado en su informe que esta cifra está directamente relacionada 'con la falta de espacios adecuados para acoger este tipo de eventos'.

Carlos Sánchez, Charly, miembro del misterioso grupo Alphaville y cofundador de DRO, una de las primeras discográficas independientes madrileñas, piensa que en la década de los ochenta 'a los músicos se les veía con más simpatía, no como ahora, que casi se les trata como unos apestados'. 'Había mucha música en la calle y no se ponía tanto impedimento como ahora', recuerda Charly, que ahora es un importante ejecutivo de Warner.

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El escaso apoyo institucional a esta música que no responde a los gustos de la mayoría late en la opinión de muchos de los artistas que florecieron en los ochenta. Eso hace que aparezca la figura de un alcalde carismático, Enrique Tierno Galván (regidor entre 1979 y 1986), como impulsor de un momento cultural importante para Madrid frente al actual, José María Álvarez del Manzano, que sólo parece mostrar interés por los aspectos más tradicionales de la música. 'La diferencia de postura, por ejemplo, entre el alcalde de Leganés y el de Madrid es abismal. El de Leganés prefiere que sus jóvenes estén en conciertos en lugar de en una discoteca metiéndose pastillas o de botellón', explica Sánchez.

'Menos mal que Madrid se mueve por encima de quien sea su alcalde. Ésta es una ciudad en la que se junta mucha gente y por eso pasan cosas, no por la política de sus ediles', afirma Alaska.

A la mayoría de los protagonistas de entonces no les gusta comparar la época actual con aquélla, pues existe entre ellos un sentir general de que la nostalgia impide ver la realidad. 'Ahora se han sublimado mucho aquellos años', considera Alaska, 'pero lo cierto es que éramos unos pocos amigos en casas de otros pocos amigos'.

El periodista Jesús Ordovás, autor del libro La revolución pop y director del Diario pop de Radio 3, denuncia: 'Antes el Ayuntamiento ayudaba y, ahora, o ignoran las inciativas musicales o se les ponen impedimentos'.

Pepe Corral, de la sala Moby Dick y organizador del concierto del 25º aniversario del Pentagrama (Penta), se une a las críticas. 'Madrid no tiene ahora ninguna personalidad, y eso se debe a su alcalde y a la política en general. Se ha perdido la capacidad reivindicativa de entonces. La política del Ayuntamientamiento es un reflejo de la política nacional, en la que todo está desnaturalizado. También falta la inquietud de la gente, aunque tampoco hay ningún deseo de animarla, de despertarla'.

Teo Cardalda (Cómplices), que vino a Madrid desde Vigo al frente de Golpes Bajos, piensa que el interés de Madrid está 'en su gente, pues como ciudad es ahora un auténtico caos, que no se merece un alcalde como Álvarez del Manzano, que se atreve a decir que no existen los atascos'. 'No sé si es que yo venía de provincias y lo sentía de otra forma', recuerda Cardalda, 'pero creo que Tierno, por lo menos, apoyó la movida con su espíritu progresista pensado en la gente joven y en la diversión ordenada'. 'Álvarez del Manzano tiene la culpa. No demuestra ninguna sensibilidad cultural', explica Cardalda. 'Antes, Madrid era una ciudad más limpia, menos violenta, más luminosa y más divertida: hasta la gente era diferente. Ahora, bajar a Madrid es una pesadilla. He estado a punto de dejarlo todo e irme a vivir a Santiago de Compostela'.

Para Fernando Márquez, El Zurdo, músico en Paraíso y La Mode y autor del himno generacional Para ti se vive ahora, 'el 23-F cerró algo, pero no hay que olvidar que el decaimiento de la movida empieza cuando murió Tierno (1986). Antes de la institucionalización de la movida, vivíamos en la inocencia de creernos que existía la historia. Ahora vivimos en la anti-utopía, es decir: estamos bajo ningún perfil político, y por eso pasan cosas que antes creíamos que sólo pasaban en la películas o novelas'.

Pablo Carrero, responsable de la discográfica Rock Indiana, que ya editó en el 98 una Guía Esencial de la Movida con un disco homenaje con grupos nuevos recreando versiones de los éxitos de Mamá, Los Secretos o Radio Futura, piensa que la música 'está por encima de los alcaldes'. 'Tengo muchas críticas que hacerle al de Madrid', dice Carrero, 'pero más por lo sucia y caótica que está la ciudad que por su escaso apoyo a los bares y movidas musicales. Yo no le pido apoyo, ya me monto yo mis conciertos; lo que le pido es que no nos ponga impedimentos para hacerlos'.

Al margen de que Madrid esté ahora mejor o peor que a principios de los ochenta, los artistas de entonces creen que lo que sí ha cambiado de verdad es la actitud de los nuevos aspirantes a estrellas. 'Antes', dice Álvaro Urquijo (Los Secretos), 'no pensábamos en ganar dinero. Era todo pura afición y que triunfaras era casi una carambola, tenías que enfrentarte a tu familia; a las tiendas de música, que ni tenían instrumentos o eran muy caros..., y olvidarte de ganar dinero. Los Secretos empezó a ganar algo, sólo algo, después de llevar cuatro años de local en local'.

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