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Crónica:LECTURAS PARA ENTENDER LA CIENCIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Números, miserias y grandezas

Podemos establecer algún tipo de clasificación entre las diversas ciencias? Es ésta una cuestión clásica, a la que muchos han respondido diciendo que en la base de las ciencias se encuentra la matemática, una materia por otra parte tan especial, tan en principio cerrada en sí misma, en las reglas del pensamiento lógico y libre, no condicionado por los datos de la experiencia, que no está nada claro que sea una ciencia como las demás. Sea como fuere, el hecho es que la matemática es poco menos que imprescindible para describir científicamente la naturaleza. Y para pensar mejor.

Pocos han sido los contemporáneos que han contribuido tanto a entender qué es la matemática como Martin Gardner. Los dos libros que ahora aparecen en castellano forman la decimoquinta y última recopilación de esos trabajos. Tratan de cosas como grafos (colecciones de puntos conectados por líneas o arcos), parábolas, geometría euclídea, las características de los planiversos que hizo populares el clérigo londinense Edwin A. Abbott en 1884, o la matemática electoral. No cubren estos ensayos, no pueden cubrir, el gigantesco espectro de la matemática, pero no importa: igual que se aprende a caminar andando, se aprende qué es la matemática enfrentándose con algunos los métodos que se emplean para resolver problemas. Y para analizar problemas matemáticos de alguna forma 'peculiares', Gardner ha sido siempre un maestro. Como también lo es el matemático español Miguel de Guzmán, cuyo La experiencia de descubrir en geometría comparte algunas virtudes de los textos de Gardner.

Tras la matemática, y ya plenamente inmersa en el mundo de los fenómenos que tienen lugar en el universo, en el mundo de, en última instancia, los movimientos de 'cosas' que observamos, aparece la física. Para éxitos históricos de la divulgación, pocos comparables al que disfrutó con su Historia del tiempo el físico teórico inglés Stephen Hawking. Ahora ha intentado repetirlo con un libro para mí mejor que aquél: El universo en una cáscara de nuez. Hawking se esfuerza en transmitirnos lo esencial de las ideas y teorías más fundamentales que sobre él se están formulando: Big Bang, expansión del universo, espacio-tiempo, agujeros negros, supercuerdas, viajes en el tiempo y un largo etcétera.

Otro texto que transmite la lógica y emoción que acompaña al estudio científico del universo es Galileo, mensajero de las estrellas. En realidad, se trata de un libro que debe su existencia a un programa que se estrenó el pasado año en el planetario de la espléndida Casa de las Ciencias de A Coruña. Bien es cierto que ningún texto escrito puede recuperar la luz y el sonido de un medio audiovisual como un programa de planetario (otra forma para entender la ciencia), pero esta obra en concreto se acerca bastante a tal ideal: incluye magníficas ilustraciones, y se ha completado con textos históricos de especialistas que enriquecen la visión de las investigaciones de Galileo.

Los libros de divulgación que se ocupan de la química no son, ni de lejos, tan abundantes como los que tratan de matemática o física (o biología), una situación particularmente insatisfactoria toda vez que vivimos rodeados de productos químicos. El profeta del orden químico, de Pascual Román Polo, ayuda a subsanar algo esta carencia, más aún en la medida en que estudia un personaje clave de esa ciencia: Dmitri Mendeléiev, que en 1862 anunció un método de clasificación de los elementos químicos: la tabla periódica de los elementos.

Ciencia y sociedad

La ciencia es experimentos, observaciones, hipótesis, teorías, predicciones, es decir, entes y prácticas pertenecientes al dominio de las ideas, al mundo del intelecto; pero también tiene mucho que ver con otros elementos: con la política, con la economía, con las pasiones. Una presentación o divulgación de la ciencia basada únicamente en los contenidos, ajena a 'lo socioeconómico y psicológico', sería, en definitiva, una reconstrucción roma y falsa.

Algunas obras de reciente publicación exploran y muestran ese mundo 'externalista'. Obras como Lenguas viperinas y soñadores tranquilos, del prolífico divulgador británico Michael White, en la que, con amenidad, se presentan, como dice su subtítulo, rivalidades que estimularon el avance científico. Pero rivalidades en las que fue la 'condición humana', deseos como los de reconocimiento público, intereses de diverso tipo (económicos, por ejemplo), vanidad o mezquindad, y no ideas científicas diferentes al eje sobre el que giraba la discusión. La famosa -e innoble- polémica entre Newton y Leibniz por la prioridad en el descubrimiento del cálculo diferencial, más propia de 'navajeros intelectuales' que de sabios en búsqueda de la verdad, la que enfrentó a Charles Darwin y Richard Owen sobre el evolucionismo o la de Francis Crick y James Watson, frente a Linus Pauling, por un lado, y por otro frente a Rosalind Franklin y Maurice Wilkins, a propósito del descubrimiento de la estructura del ADN, son algunas de las ocho rivalidades que describe White.

Que la política puede afectar a la ciencia es algo de lo que el siglo XX ofreció numerosas evidencias. Los casos de la física nuclear, con el Proyecto Manhattan a la cabeza, y el programa espacial Apollo, que John Kennedy promovio para que un humano (estadounidense) pisase la Luna, figuran entre los más conocidos. Como era de esperar, los acontecimientos del 11 de septiembre han producido efectos similares en la ciencia actual, impulsando programas específicos de investigación y afectando a la distribución de fondos para investigación en Estados Unidos. Aunque la bibliografía dedicada al 11 de septiembre y sus consecuencias está creciendo rápidamente, la faceta científica apenas ha sido explorada. Una excepción es Guerra bacteriológica, Judith Miller, Stephen Engelberg y William Broad. En la mejor tradición del periodismo de investigación, estos tres periodistas de The New York Times consideran los últimos actos de bioterrorismo utilizando ántrax, pero no se paran ahí, analizando la situación internacional y deteniéndose en hechos poco conocidos (como el plan de ataque biológico contra Cuba al que Kennedy no dio el visto bueno).

Ya ven, la ciencia es maravillosa, pero una maravilla que comparte todas las grandezas y miserias de quienes la inventaron y desarrollan: esa especie llamada 'Homo sapiens sapiens', los hombres (humanos, perdón) que saben que saben. Esto es, ustedes, yo, todos nosotros.

BIBLIOGRAFÍA

Huevos, nudos y otras mistificaciones matemáticas. Martin Gardner. Gedisa, 2002. Damas, parábolas y más mistificaciones matemáticas. Martin Gardner. Gedisa, 2002. La experiencia de descubrir en geometría. Miguel de Guzmán Ozámiz. Nivola, 2002. El universo en una cáscara de nuez. Stephen Hawking. Crítica/Planeta, 2002. Galileo. Mensajero de las estrellas. R. Núñez y J. Armentia (editores). A Coruña/ Pamplona, 2002. El profeta del orden químico. Mendeléiev. Pascual Román Polo. Nivola. Madrid, 2002. Lenguas viperinas y soñadores tranquilos. Michael White. Espasa, 2002. Guerra bacteriológica. Judith Miller, Stephen Engelberg y William Broad. Ediciones B, 2002.

DE FÍSICA, QUÍMICA Y MATEMÁTICAS

Agujero negro. Popular objeto de masa tal que su (enorme) campo gravitacional captura cualquier cosa -incluso la luz- que se le acerque demasiado, impidiendo que vuelva a salir. Big Bang. Suceso explosivo que según las teorías y evidencias (como el fondo de radiación de microondas) actuales debió tener lugar hace aproximadamente 15.000 millones de años, y con el que, parece, comenzó la historia del universo. Física. Rama de la ciencia que se ocupa de las leyes que gobiernan la estructura y dinámica del universo, incluyendo las formas de materia y energía y las interacciones entre ambas. Fisión nuclear. Escisión de un núcleo pesado (en general uranio o plutonio) cuando inciden sobre él neutrones, que da lugar a dos núcleos de tamaño medio, más desprendimiento de energía y otros neutrones, que pueden hacer que se repita el proceso, dando lugar a una reacción en cadena. Si ésta es controlada, se habla de 'energía nuclear para usos pacíficos', si no, de 'bombas atómicas'. Matemática. Disciplina que trata de las relaciones que existen entre ideas (entes o conceptos de muy diverso tipo) y de cómo éstas se relacionan entre sí. La pregunta básica que se hace un matemático es: '¿Si poseo cierta información, que se sigue de ella?'. Mecánica cuántica. Probablemente, la más firme de las teorías básicas de la física actual. Discontinuidad, dualidad onda-corpúsculo, probabilidad e incertidumbre son sus rasgos más característicos. Química. Ciencia que estudia la composición de la materia y los cambios y reacciones que tienen lugar en ella bajo ciertas condiciones. Sistemas caóticos (caos). Sistemas que poseen una sensibilidad extrema a las condiciones iniciales, de manera que pequeños cambios en éstas producen gigantescas variaciones en su historia posterior. Teoría de la relatividad. En realidad se trata de dos teorías, muy diferentes en rango de aplicabilidad y propiedades, formuladas por Albert Einstein en 1905 y 1915. La teoría especial de la relatividad constituye un conjunto de requisitos (condicionados por la constancia de la velocidad de la luz) que debe cumplir toda interacción física, mientras que la teoría general rige únicamente la interacción gravitacional, que identifica con la propia estruc- tura (dinámica) de un espacio-tiempo cuadridimensional curvo. Tabla periódica de los elementos. La Piedra Rosetta de los elementos que forman la naturaleza. Ordenación en función de su número atómico (número de protones) de todos los elementos (átomos) que se pueden dar en la naturaleza. Teoría de cuerdas (o de supercuerdas). Teoría (todavía por comprobar) en la que las partículas mal llamadas 'elementales' son descritas como ondas de una cuerda. Entre sus virtudes destaca el que parece que unifica en un marco común mecánica cuántica y relatividad general. Posee propiedades paradójicas, como postular espacios de once dimensiones.

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