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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cielos más seguros

Los expertos comenzarán hoy a estudiar las cajas negras de los aviones cuyo choque en pleno vuelo sobre Alemania causó la muerte de todos sus ocupantes, entre ellos 52 niños rusos que viajaban a España de vacaciones. Los resultados de la investigación quizá tarden semanas, pero ayer se conoció un nuevo dato sobre lo ocurrido: el dispositivo que en la torre de Zúrich alerta sobre el riesgo de colisión de aeronaves estaba desconectado esa noche por revisión. Si el controlador de turno estaba al tanto de la cuestión, como se afirma, cabe preguntarse por qué se esperó a que los dos reactores se acercaran tan peligrosamente, a una hora en que los cielos están descongestionados, para emitir las primeras órdenes de maniobra. Cincuenta segundos de preaviso para al Tupolev 154, como han reconocido los controladores suizos, es muy poco tiempo para prevenir el impacto entre dos aeronaves que se mueven a más de 800 kilómetros por hora. Lo preceptivo son cuatro minutos. Y si el piloto ruso no respondió inmediatamente a las órdenes de descenso, ¿por qué no se desvió en segundos al Boeing 757 de DHL?

El accidente, primero de estas características en el espacio aéreo europeo desde hace 25 años, pertenece al tipo de los que se consideran casi imposibles entre aviones modernos dotados de sistemas anticolisión y en un espacio aéreo tan vigilado. Por eso suscita interrogantes añadidos, técnicos y humanos, sobre la seguridad de un cielo ya congestionado y en época de desplazamientos masivos.

Europa sigue siendo a estas alturas una maraña de espacios aéreos sometidos a diferentes soberanías, gobernados por distintas organizaciones nacionales y regionales de controladores y por sistemas tecnológicos dispares. El incesante aumento del tráfico en este saturado rompecabezas ha obligado recientemente a comprimir verticalmente los pasillos asignados a las rutas comerciales. Los expertos vaticinan que, de no adoptarse medidas drásticas, las probabilidades de siniestralidad aumentarán en los próximos años. La todavía inexplicada tragedia del lago Constanza añade urgencia a los planes de la Comisión para hacer de Europa un cielo único más eficiente y seguro.

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