El chileno Sepúlveda elogia a la familia Llidó por combatir el olvido de los desaparecidos
El escritor chileno Luis Sepúlveda, catapultado a la fama literaria por el éxito mundial de El viejo que leía novelas de amor, combina la literatura y la política en su charla sin transiciones abruptas. Sabe de lo que habla y se permite, por ejemplo, aportar una 'visión irónica de una realidad atroz' en su último libro Hot line (Ediciones B), que ayer presentó en Valencia, dotando de un gran sentido del humor a una trama con personajes represaliados y torturados por el régimen pinochetista, integrantes de las peripecias chilenas del protagonista, el detective George Washington Caucamán.
La chica del Hot line acaba de regresar del exilio en una prueba de que el humor ayuda a seguir viviendo. 'Ironía sí, pero nunca sarcasmo', puntualiza el escritor, antiguo preso de la dictadura chilena, la misma que hizo desaparecer al párroco valenciano Antoni Llidó.
'Conozco muy bien la voluntad de la familia Llidó. Es ejemplar su actitud para no olvidar', afirmó ahora ya con semblante más serio. No en vano, se trata de un 'derecho legítimo', el de reclamar justicia, el de combatir el olvido. Lo contrario que han hecho, a su juicio, dos 'personajes nefastos', los fiscales Cardenal y Fungairiño, que a su juicio han demostrado su dependencia del poder.
Militante ecologista y cineasta, Sepúlveda defiende el 'seductor género del folletín', en el que se inscribe este Hot line, que tenía escrito antes de que EL PAÍS lo publicara por entregas. Ahora presenta la versión completa de este libro del género que precisa una gran 'economía del lenguaje, una habilidad para expresar toda la psicología de los personajes'. En cualquier caso, le atrae toda la 'literatura narrativa', que cuenta historias, a pesar de que 'abunda el sesgo del coqueteo, la impúdica demostración de erudición y de cultura con comillas', y concluye al respecto: 'la literatura experimental es legítima, pero es un coñazo'. Aunque lleva años viviendo por Europa, Sepúlveda se reconoce en la literatura de autores latinoamericanos como Isabel Allende, Marcela Serrano, Santiago Gamboa o Oswaldo Soriano, y también en cineastas como Sergio Cabrera, con sus 'fantásticos recursos imaginativos' puestos al servicio de la película La estrategia del caracol. Todos ellos 'narran historias', como lo hizo él también dirigiendo la película Nowhere, interpretada por un amigo suyo, Harvey Keitel.
Ahora prepara una adaptación cinematográfica de su última novela, mientras expresa su deseo de que el primero que se juzgue en la recientemente creada Corte Penal Internacional sea el ex mandatario estadounidense Henry Kissinger. Chile está muy presente tanto en los libros como en la charla de Luis Sepúlveda. Chile, la literatura, la política, el cine, la ecología...
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