La fuerte tormenta causa en Valencia inundaciones, derrumbes y apagones
Las tormentas condensaron ayer su mayor intensidad sobre la ciudad de Valencia, donde cayeron 128 litros en menos de 24 horas, sobre todo de madrugada. El que ha sido calificado como episodio tormentoso más importante de los últimos 41 años provocó numerosos incidentes. Túneles inundados, achiques en sótanos, y personas atrapadas en sus automóviles fueron los incidentes que movilizaron a los servicios de emergencias y a los bomberos.
Un barranco, el de La Saleta, se desbordó en Aldaia y dejó cortados al tránsito tres caminos. Poco después de las 8.00, el tejado de un bajo situado en la calle de Maestra Inés Mir, de Burjassot, se desplomó, sin que se registraran heridos. Horas después, pasadas las nueve de la noche, un edificio de cuatro plantas, a la espera de rehabilitación, se hundió en el barrio de Velluters, en Valencia. Los cascotes del inmueble, en el número 13 de la calle de Santa Teresa, aplastaron un coche aparcado en las inmediaciones. Bomberos y policías inspeccionaron el lugar y comprobaron que no se habían registrado víctimas.
Aguas sucias llenaron los sótanos del hospital Clínico y de la Facultad de Medicina
Un edificio de cuatro plantas, a la espera de rehabilitación, se hundió en Velluters
Por otra parte, cuatro pasos sin barrera de la línea de Ferrocarriles de la Generalitat (FGV) se quedaron sin fluido eléctrico en Godella, Paterna, Moncada y Burjassot. Simultáneamente, la Guardia Civil cortó al tráfico en la carretera CV-333, que une Bétera con Olocau, a la altura del desvío al cuartel militar y la subestación de Iberdrola en Amadeo de Saboya (Valencia) dejó sin servicio por inundación a centenares de abonados.
La alarma cundió durante toda la mañana de ayer entre los vecinos de los municipios por los que discurre el río Júcar desde su entrada en el territorio valenciano (Cofrentes) hasta la nueva presa de Tous. La Confederación Hidrográfica del Júcar comunicó al Centre de Coordinació d'Emergències una situación de elevado riesgo de inundación que obligaba a prever dispositivos de desalojo. Según ambos organismos, el río entraba en Valencia saturado de agua y con el inconveniente de que el embalse de Molinar (Albacete) estaba a rebosar y la apertura de aliviaderos podía causar inundaciones. El dispositivo especial se suspendió a las 15.00.
Otros de los puntos que sufrieron la tromba de agua fueron el hospital Clínico de Valencia y la Facultad de Medicina. La sección sindical de UGT denunció ayer que la lluvia colapsó una fosa séptica de la facultad. Dos bombas de agua extraen el contenido del pozo ciego y las depositan en el alcantarillado, pero 'una de ellas no funciona desde hace tiempo y la otra es insuficiente', según el sindicato, lo que desembocó en una inundación de aguas fecales en los sótanos del complejo docente y hospitalario. Según UGT, las aguas sucias llegaron a a cocina de la facultad, el archivo de historias clínicas, esterilización y vestuarios del edificio del hospital, además de los sótanos de las consultas externas y el pabellón materno-infantil.
El Centre de Coordinació d'Emergències retiró la situación de preemergencias a última hora de la tarde, coincidiendo con la apertura al tráfico de una decena de carreteras comarcales cerradas durante más de diez horas al tráfico de forma preventiva tras registrar desprendimientos durante la madrugada. En Alicante, las precipitaciones fueron moderadas y espaciadas en el tiempo. Jorge Olcina, responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, atribuyó la inestabilidad atmosférica 'más propia de otoño' a la conjunción de una bolsa de aire frío en las capas medias de la atmósfera con las altas temperaturas registradas en las últimas dos semanas. Olcina señaló que este tipo de tormentas se pueden pronosticar con anterioridad, aunque no se puede precisar el punto exacto, informa Rebeca Llorente.
El episodio que ayer descargó 106,4 litros por metro cuadrado en Quart de Poblet, 100,2 en Picassent, 99 en Almussafes y 68,8 en El Toro (Castellón), fue calificado por Millán Muñoz, director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, de 'pequeña gota fría propia del verano, aunque como consecuencia del cambio climático hace cinco años que no se producía en julio'.
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