La realidad
Últimamente empiezo a dudar en qué país existo. El problema se acentúa conforme veo lo que pasa en la calle y lo que observo en los informativos de turno.
Allí donde percibo una ciudad endomingada en pleno jueves de huelga general, me dicen que la normalidad es absoluta. Voy a Sevilla el fin de semana a una manifestación multitudinaria (dícese lío, en jerga aznarista) y resulta que los telediarios sólo me hablan de bautizos reales, toros que embisten a ciudadanos y fallas que se caen. Como telón de fondo, la tragedia nacional mundialista-coreana: el primer y último tema los tengo asimilados, pero lo del toro y la falla me tienen obsesionado.
Estas dicotomías me preocupan, pero, a pesar de todo, quiero seguir pensando que 'lo real' se acerca más a lo que percibo por mis sentidos, de primera mano, que a lo que me cuentan otras realidades catódico-virtuales.
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