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Reportaje:

El lado creativo de la inmigración

Calaf presenta los proyectos artísticos elegidos por el programa 'Idensitat'

Sentados en la céntrica plaza dels Arbres de Calaf (Anoia) un grupo de colombianos ofrece un vino tinto o un café, con el ánimo de entablar una conversación sobre mundos distantes, sobre su lugar de procedencia y su punto de residencia en estos momentos, sobre su lejana Colombia y la Cataluña donde trabajan o quieren trabajar. No es una simple tertulia, sino que se trata de una parte de un trabajo de creación del grupo Proyecto Laberinto para el programa Idensitat. Calaf /Barcelona 01-02, que promueve la entidad Artpúblic Calaf con el apoyo del Ayuntamiento, del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y del Instituto de Cultura de Barcelona. El pasado fin de semana se ha podido seguir en Calaf este trabajo, así como ver una exposición montada por el colectivo que, entre septiembre y noviembre, se exhibirá en la sala La Capella de Barcelona y el próximo mes de febrero viajará a Madrid.

Proyecto Laberinto plantea un diálogo entre Colombia y Cataluña

Además de este grupo de trabajo integrado por colombianos, en la presente edición también se ha elegido para el proyecto Idensitat un trabajo de Montserrat Cortadellas, que es una lectura visual de los objetos que caracterizan un recorrido de Calaf a Barcelona en tren o en coche, y otro de Lara Almarcegui y Santi Cirugeda, denominado Molino de Calaf.

Idensitat, como reza en la convocatoria, es un proyecto para creadores que tiene como objetivo formular propuestas de intervención crítica y de interacción social en un espacio público. La migración, entendida como emigración o como inmigración, puede tener una intervención crítica y, sin duda, Proyecto Laberinto ha intentado que tenga la interacción social. Durante un año, este grupo ha elaborado dos documentales, Mil caras y Singladuras, el primero una declaración de 70 colombianos residentes en Barcelona sobre su pasado y su presente; el segundo, un recorrido de emigrantes de diversos países. El trabajo, el único concluido de los tres presentados, se ha mostrado en Calaf durante tres días. En él, los visitantes han podido contemplar una instalación de paneles cambiantes que permite a los creadores establecer tres procesos: la salida de su país, la difícil convivencia y el laberinto que es su futuro. Proyecto Laberinto ha trabajado la realidad de la emigración en Calaf y ha descubierto que hay dos mundos, y que en la plaza dels Arbres cada cual sabe perfectamente qué lado debe ocupar.

El proyecto de Cortadellas, que se define como artista visual, se ha elaborado con la participación de alumnos de 6 y 7 años de la escuela pública de Calaf y de un grupo de adolescentes, de 16 años, procedentes del instituto de la localidad. Ambos, a un nivel distinto, han trabajado sobre el proceso de creatividad a través de las imágenes de lo cotidiano y del paisaje que bordea la ruta de Calaf a Barcelona. 'Hemos conseguido introducir el arte contemporáneo en la escuela, cosa que no es fácil', dijo la artista.

El proyecto Molino de Calaf es el que ha dejado más arrinconada la vertiente artística, porque a los creadores les ha sorprendido, sobre todo, la social. Cirugeda y Almarcegui plantearon su trabajo como solución a dos misterios históricos en Calaf: uno, el porqué no llegó nunca a funcionar un molino que debía ser símbolo de la energía limpia en Europa, y, el segundo, por qué se habla tanto en la población del uranio y de su supuesto efecto nocivo sin tener datos concretos.

En la búsqueda de todos estos datos andan inmersos los dos creadores. Cirugeda, que entiende al artista como 'un catalizador' y que dice utilizar el arte 'para dar soluciones a la sociedad', asegura que el próximo mes de septiembre tendrá todos los datos que puede obtener sobre el tema y, sobre todo, aportará una metodología a la población para que pueda conseguir otros nuevos cuando lo desee.

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