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Ronaldo, entre la precaución y el sueño

Jugadores y técnicos que lo 'sufrieron' en la Liga lo ven bien en el aspecto físico, pero creen que debe mejorar mentalmente

Ronaldo ha vuelto, sí, pero ¿hasta qué punto? No hasta el extremo de ser el mismo que deslumbró en el Barcelona en la campaña 1996/97, en la que marcó 34 goles en la Liga y ocho en la Copa del Rey. Ésa es al menos la opinión de algunos jugadores y técnicos consultados que tuvieron que sufrirlo como rivales, que vieron resoplar de cerca a este búfalo imparable. A sus 26 años, Ronaldo participa en su tercer Mundial -si bien en Estados Unidos 94 no llegó a debutar-, encabeza la tabla de goleadores, pero es prematuro asegurar que ha superado cuatro años martirizado por las lesiones. Cuatro temporadas en el Inter de Milán en las que se fue apagando progresivamente: pasó de marcar 25 tantos en el primer ejercicio, a 14 en el segundo, tres en el tercero, ninguno en el cuarto, y siete en el pasado.

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'El fútbol que hacía aquí, en España, era bastante distinto', explica el ex técnico del Atlético de Madrid Radomir Antic. 'En el Barça, disponía de Iván de la Peña y de Guardiola, que le servían balones muy buenos, y él los aprovechaba con desmarques en diagonal. En Brasil, en cambio, se basa mucho en las llegadas largas de los laterales. Son sistemas opuestos. En el Barça participaba mucho en el juego, mientras que en el Mundial su participación es ocasional. Con Scolari [seleccionador brasileño], todo es muy improvisado. Estaba más trabajado el equipo de Bobby Robson'.

Antic se sentó en el banquillo del Camp Nou cuando el Atlético sufrió en sus carnes una de las mayores remontadas del fútbol español. Aquel 5-4 de las semifinales de la Copa del Rey de 1997, el partido de los cuatro goles del serbio Pantic. ¿Se acuerda? '¿Cómo no? El último gol de Pizzi fue fuera de juego, por cierto. Y no creo que ese partido fuera uno de los mejores de Ronaldo'. Pero, ¿qué les decía Antic a sus defensas para que amarraran al brasileño? 'Lo mismo que les digo siempre: que miren a la pelota, no al cuerpo. Porque Ronaldo, con sus movimientos de cintura y sus bicicletas [regate consistente en pasar un pie por encima del balón hacia un lado, y tocar la pelota hacia el lado contrario], unido a su potencia, se va fácilmente de los defensas'.

El momento cumbre de Ronaldo en España fue, sin duda, su gol al Compostela. Fernando Vázquez, técnico del conjunto gallego ese día, lo rememora así: 'Ronaldo dijo, hace poco, que es el gol más bonito que ha marcado. Y eso para mí es un orgullo: en la historia aparecerá el nombre del estadio de San Lázaro y el rival, el Compostela. Lo primero que me viene a la mente es Bobby Robson. La cabalgada se inició cerca de mi banquillo. Primero regateó a uno y pensamos 'hay tiempo'; después regateó a otro, y, bueno, quedaba mucho para la portería: 'ya le pararán'; a continuación, salvó a otro, y a otro, y a otro, y a otro ... Entonces, Robson se levantó, se puso las manos en la cabeza con la cara completamente atónita, como diciendo: 'No es posible lo que hemos visto'.

Después de aquellos segundos imborrables, el presidente del Compostela, José María Caneda, arremetió contra sus jugadores. '¿Cómo habéis permitido que entrara hasta tan adentro?'. Vázquez, en cambio, no tuvo una palabra de reproche: sabía que había asistido a un instante mágico, irrepetible, a poca distancia del mejor gol de la historia de los Mundiales: el segundo tanto de Maradona a Inglaterra en el Mundial de México 86.

Para Vázquez, actual entrenador del Rayo Vallecano, Ronaldo todavía está a un paso de ser el que fue. 'Le falta. Creo que, interiormente, no se siente el mismo jugador, no se cree que su potencial lo tiene de nuevo a su disposición. Y lo tiene, pero se dará cuenta con el tiempo. Le falta algo en el aspecto mental. Es el mismo sin el balón, pero no con el balón'.

Otra opinión autorizada es la del ex guardameta internacional Andoni Zubizarreta, portero del Valencia el día en que el conejo Ronaldo le marcó tres goles, uno de ellos fantástico (3-2), en un partido de Liga en el Camp Nou. 'Arrancó desde el centro del campo', comenta Zubi, 'no hubo manera de pararlo y su tiro cruzado llegué a tocarlo, pero se coló'. Cuando a un portero se le viene Ronaldo encima, ¿qué siente? 'Bueno, cuando uno ha tenido a Romario delante..., pero sí, Ronaldo es otro gran definidor'. ¿Mejor? 'Cada uno tiene sus características: Ronaldo es de potencia, de arrancar de lejos; Romario es de área, más de finura'.

Zubizarreta se muestra prudente sobre el estado actual del brasileño. 'No puedo dar una percepción exacta a tantos kilómetros de distancia. Desde un punto de vista personal, me alegro mucho, por todo lo que ha sufrido', dice el director general del Athletic, que señala la incosistencia de las opiniones futbolísticas: 'Hace 15 días, había muchas dudas sobre él. Hoy ya se dice que es el mejor del mundo'.

Jorge Otero, defensa del Atlético que en 1997 estaba en el Valencia, vivió aquel 3-2 en el Camp Nou con una gran impotencia: la de no poder frenar a aquel monstruo de la naturaleza. En el famoso gol relatado arriba por Zubizarreta, Ronaldo pasó por el medio de una pared que trataron de formar Otero y Eskurza. Como el hombre invisible, Ronaldo se coló por el medio. 'Lo sufrí. Si no le cortas las piernas, no puedes frenarlo', dice Otero; 'Luis Aragonés [entonces, en el Valencia] nos había dicho que hiciéramos coberturas, que no lo dejáramos encarar, y que, si lo hacía, que fuera lejos de la portería. Pero nada'.

¿Alguna bronca de Aragonés tras el partido? 'Bueno, quizá le hicimos muy pocas faltas'. Habiendo visto de cerca a aquel ciclón, Otero considera que el Ronaldo de ahora todavía no es el que maravilló en España. 'Está rápido, pero aún le falta. Con el avance de la medicina, todas las lesiones son recuperables, incluso la de Ronaldo. Volverá a ser el del Barça'.

Ronaldo, en un entrenamiento de la selección brasileña en la ciudad coreana de Ulsan.
Ronaldo, en un entrenamiento de la selección brasileña en la ciudad coreana de Ulsan.REUTERS

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