La cultura del sur

Ha realizado una encuesta el Patronato de Turismo de Alicante para conocer qué opinan de la ciudad los estudiantes extranjeros que nos visitan. En mi opinión, es un trabajo que podía haberse evitado sin dificultad. Las conclusiones hubieran sido prácticamente las mismas y nos habríamos ahorrado unos euros que, tal como anda la deuda municipal, nos vendrían muy bien. Yo no comparto la exaltada fascinación que sienten los políticos por las encuestas. A fin de cuentas, como todo el mundo sabe, sólo las hay dos clases: las que pretenden convencernos subrepticiamente de algo, y las que repiten lo que ya sabíamos.

La que ha hecho el Patronato de Turismo de Alicante entre los estudiantes extranjeros pertenece a la segunda condición. Es decir, las respuestas dadas por los jóvenes son las mismas que hubiera proporcionado cualquier persona, dotada de alguna sensibilidad, tras pasar una breve temporada en la ciudad. Por supuesto, resultan idénticas a las que darían los propios alicantinos, si el Patronato Municipal de Turismo tuviera algún interés en preguntarles. Pero a los alicantinos se les pregunta poco.

A tenor de las respuestas que han facilitado, estos jóvenes extranjeros quisieran que Alicante tuviera un mayor número de jardines y de edificios hermosos. Desearían que mejorara el tráfico y que el centro de la ciudad se reservara para disfrute de los peatones. También les agradaría que fuera una ciudad más limpia, menos ruidosa, donde abundaran las bibliotecas y las instalaciones deportivas... En resumen, lo que estos jóvenes anhelan es una ciudad distinta, completamente distinta a Alicante.

Sería una imprudencia que el Patronato Municipal de Turismo se dejara tentar por estas sugerencias. Aunque la proverbial atonía de nuestro gobierno municipal nos pone a salvo de cualquier cambio, las elecciones están a la vuelta de la esquina y Dios sabe a qué nos veremos expuestos por la disputa de unas docenas de votos. No podemos olvidar que si en Alicante se crearan de pronto nuevos jardines, se embelleciera la ciudad, se eliminara la costra de suciedad que envuelve las calles y disminuyeran los ruidos, miles de alicantinos quedarían anonadados. La delicada trama que sostiene la vida colectiva de la ciudad saltaría por los aires, con consecuencias imprevisibles. Más nos vale andar con tino.

Pensemos, además, que de hacer caso a las sugerencias de estos jóvenes, pondríamos en peligro buena parte del turismo que acude a la ciudad. Los viajeros que llegan a Alicante lo hacen atraídos principalmente por lo benigno del clima y la calidad de nuestras playas. Pero son muchos quienes acuden con la inquietud de conocer la cultura del sur. Los propios estudiantes de la encuesta así lo han admitido. Y yo dudo que sin suciedad en las calles, sin ruido, con bibliotecas y parques en estado de revista pueda darse una auténtica cultura del sur. Al menos, tal como la imaginan estas personas. En un mundo donde las ciudades se parecen unas a otras cada vez más, debemos esforzarnos por mantener nuestro carácter.