_
_
_
_
_
Reportaje:

Desendeudarse o morir

Vivendi está vendiendo a la desesperada inmuebles, solares y empresas

Inmuebles, solares y participaciones empresariales. Vivendi Universal está vendiendo, a veces malvendiendo, activos a la desesperada. Su deuda actual alcanza los 20.000 millones de euros y los gastos financieros rebasan los 1.500 millones anuales. El apremio de los bancos, de los supervisores de los mercados y de muchos accionistas no le deja otra salida a Jean-Marie Messier, su presidente. El artífice del gigantesco grupo de comunicación, conformado con ininterrumpidas compras de sociedades de televisión, Internet, cine y discos, está pagando, como muchos otros inversores, los excesos tras el estallido de la burbuja especulativa en torno a estos valores en las bolsas.

La venta del canal de pago Telepiu a Rupert Murdoch aportará a Jean-Marie Messier entre 1.000 y 2.000 millones de euros

El retrato-robot de los hombres que han dirigido o dirigen las empresas que hoy atraviesan grandes dificultades prenta algunos rasgos básicos que pueden resumirse en la obsesión de la modernidad, entendida ésta como una síntesis de entusiasmo por las nuevas tecnologías, confianza absoluta en la Bolsa y gran talento de comunicador. Vivendi está dirigido por Jean-Marie Messier, un gestor que responde a todas las características del retrato-robot. Su estrategia al frente del grupo francés consistió, en un primer momento, en la compra ininterrumpida de sociedades de comunicación -televisión, Internet, cine, discos, etcétera- siempre pagadas al precio más alto. Pero una vez que se ha pinchado la burbuja especulativa en todo el mundo, se ha visto obligado a malvender todas sus inversiones para resolver problemas de liquidez.

Si hace unas pocas semanas, para escapar de la exigencia bancaria que condicionaba el crédito al desendeudamiento, Vivendi ya liquidó, por 120 millones de euros, 75 inmuebles y solares, ahora espera conseguir entre 1.400 y 1.700 millones de euros separándose de la filial Vivendi Environnement, concretamente de un 23% de la sociedad especializada en el suministro de agua, recogida e incineración de basuras o transporte urbano. Si en este caso no puede decirse que Messier vende barato lo que compró caro es porque Vivendi Environnement, bajo otro nombre -la Generale des Eaux- está en el origen de la creación del actual gigante de pies de barro.

En cualquier caso, las acciones de Vivendi Environnement, cuando empezaron a cotizarse en Bolsa, valían 34 euros, ahora se cotizan a 32 y Messier deberá ofrecerlas a 30 euros. Al mismo tiempo, Suez, que no tiene los problemas de liquidez creados por inversiones arriesgadas, ve cómo su filial equivalente en el sector aprovecha que el mercado del suministro de agua, en Estados Unidos o China, registra una demanda que aumenta entre el 15% y el 20% anual. Los analistas estiman que la acción de Vivendi Environnement, si no debiera asumir parte de la deuda del grupo y sus urgencias de efectivo, valdría entre 40 y 45 euros.

La actual deuda de Vivendi es de 20.000 millones de euros y los gastos financieros suben a 1.500 millones anuales. Al margen de las dos ventas ya citadas, en cuestión de unos pocos meses Messier también ha liquidado su participación en BSkyB, cadena de televisión británica, por un total de 164 millones de euros, es decir, un 40% de lo que en su día pagó por ellas. Intenta liquidar Telepiu vendiendo el canal de pago a Rupert Murdoch, más hábil a la hora de ganarse a Silvio Berlusconi y, sobre todo, a pesar de que su canal italiano Stream es una auténtica ruina, menos endeudado que Messier. Resultado final, Telepiu aportará a Jean-Marie Messier entre 1.000 y 2.000 millones de euros.

Dudas estratégicas

Otras ventas: las participaciones telefónicas en Kenia y Hungría -Marruecos, de momento, sólo es un rumor-, así como en Polonia vía Elektrim Telekom. La cesión de las participaciones en telefonía parece desautorizar a quienes defienden que Vivendi centre sus esfuerzos en su filial Cegetel mientras que la liquidación de Telepiu o BSkyB dejan en mala postura a los partidarios de reforzar el papel de difusor de contenidos. Claro que en el caso de Vivendi se mezcla otra duda: ¿quiere ser una sociedad francesa con una estrategia fundamentalmente europea, o una sociedad americana con algunas filiales en el viejo continente?

Messier quería estar en todo el mundo, tener una pierna en Nueva York y otra en París, disfrutar de 400 metros cuadrados frente a Central Park y de otro tanto junto a la plaza de l'Etoile. Según Pierre Henry Leroy, gerente de Proxinvest, la estrategia seguida por Messier 'es la de un galope sin controlar las riendas'. Leroy está convencido de que esa falta de orientación, unida a 'las libertades que la dirección se ha tomado con los accionistas a la hora de informarles' acabará por obligar a cambios en la cúpula del grupo y, ¿quién sabe?, quizá en la nacionalidad del mismo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_