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El italiano Florio presenta en A Coruña una antigua ópera bufa

'Pulcinella vendicato' llevaba más de dos siglos sin representarse

Xosé Hermida

Antiguo discípulo del gran Nino Rota, el músico italiano Antonio Florio lleva años devotamente entregado a la recuperación de la ópera barroca napolitana. De ese esfuerzo nació el montaje de Pulcinella vendicato, compuesta por Giovanni Paisiello hacia 1770, que llevaba más de dos siglos sin representarse. Bajo la dirección musical de Florio, el Pulcinella se estrenó ayer, por primera vez fuera de Italia, en el festival Mozart de A Coruña.

Florio, director de la orquesta de la Capella della Pietà de Turchini, no aparenta zalamería cuando se deshace en elogios al festival de A Coruña hasta ponerlo de ejemplo para su país. 'Ojalá hubiese en Italia más festivales así', asegura. 'El único que se le puede parecer es el de Pesaro'.

Nada mejor para presentar en un ciclo musical con el nombre de Mozart que una pieza del barroco napolitano, cuya huella está muy presente en la obra del genio austriaco. El influjo de Nápoles también llega hasta la península Ibérica, ya que el esplendor de su ópera coincide con el dominio español sobre la ciudad. 'Y si hablamos de la farsa, de la ópera bufa, como es el caso de Pulcinella, creo que su influencia alcanza incluso a la zarzuela y la revista', apunta Florio. 'Haría falta muchísimo tiempo para revisar los intercambios entre el barroco español y el napolitano. Porque la influencia es recíproca'.

A fines del siglo XVIII, Pulcinella alcanzó tanto éxito que las crónicas de la época cuentan con asombro que fue representada 'durante cuarenta veladas seguidas'. Luego, la obra de Paisiello, sobre un libreto de Franceso Cerlone, cayó en el olvido, hasta que Florio decidió recuperarla y la presentó el año pasado en Nápoles y Roma. Su ostracismo se explica en parte porque Pulcinella era en realidad el tercer acto de otra ópera, una farsetta de contenido independiente que se añadía al final de la obra.

Pero la Pulcinella que se presentó ayer en A Coruña es muy distinta a la que vieron los napolitanos del siglo XVIII. Al margen del trabajo musical de Florio, el director de escena, Davide Livermore, ha apostado por una puesta al día del texto teatral, que ha ambientado en algún momento inconcreto del siglo XX. 'Yo quiero hacer un espectáculo vivo, no el recuerdo de un recuerdo', subraya Livermore. 'A mí no me interesa una reproducción histórica para que la gente diga: '¡qué maravilla, esa peluca o esa estatua son exactamente iguales a las del siglo XVIII!'. Quiero hacer algo vivo. El sentimiento de la obra permanece en la música y el libreto. Y luego hay que buscar una situación escénica que sea significativa para el público de ahora'.

Livermore no tiene empacho en reconocer que, por ejemplo, para el personaje de Claudia, una de las protagonistas, se inspiró en la Sofía Loren de Pan, amor y fantasía, de Vittorio de Sica. O que algunos de los gags pueden recordar a Woody Allen. Este tipo de farsas arrancaba carcajadas entre el público de la época y ése es también el objetivo de Livermore, por mucho que 'no le guste demasiado a los críticos más conservadores de Italia'. 'Si queremos que la gente se ría como en el siglo XVIII, tenemos que adaptar la obra. Hay, por ejemplo, todo un código gestual que tenía su significado en aquella época, pero que hoy ya no se usa. Por eso es necesario traducirlo a códigos de nuestro tiempo para mantener el espíritu de la obra'.

El director de orquesta Antonio Florio.
El director de orquesta Antonio Florio.BERNARDO PÉREZ
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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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