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Reportaje:

Uiso en la cuadra de los Medici

El artista plástico valenciano expone su obra en el palacio del mecenas florentino hasta el 21 de julio

Miquel Alberola

La ciudad italiana de Florencia es una sugestiva carga de profundidad para Uiso Alemany (Valencia, 1941) desde que la visitó por primera vez a los 20 años con otros dos pintores desde su autoexilio en Alemania. Entonces su ignorancia estalló contra ese paisaje plástico refinado y su expresión de asombro fue acaso el primer precedente de sus peculiares caras descoyuntadas. Ahora algunas de esas faces ocupan las caballerizas de la que fue la primera mansión a gran escala del siglo XV de Florencia, el Palacio Medicci Riccardi.

La exposición, a la que el artista rehuye dar nombre, arranca hoy como complemento cultural de la Feria Internacional de la Moda Masculina de Florencia (Pitti Uomo), en cuyo acto de apertura, celebrado el pasado miércoles con un espectáculo de la Fura dels Baus, participaron siete diseñadores valencianos. En este fasto brusco y a la vez sutil, inspirado en La divina comedia de Dante Alighieri, cada diseñador envolvió con una de sus creaciones uno de los siete pecados capitales, encarnados por modelos para las que otros siete estilistas valencianos habían concebido un peinado en simbiosis con los dibujos de este artista que se define como 'un lobo rabioso'.

Al no haber concluido todavía los trabajos de restauración de la sala en la que estaba prevista la exposición, que consagra hoy la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, la obra ha tenido que ubicarse en el patio de las caballerizas. 'No puedo pretender otra cosa que exponer mi obra en la cuadra de este palacio', bromea Uiso Alemany. Sin embargo, se trata de un recinto crucial por el que hay que pasar si se quiere acceder al resto de las estancias de este palacio de la Via Cavour, lo que aumenta su potencial. La muestra, comisariada por su máximo especialista, Fernando Castro Flórez, ha sido en gran parte determinada por el entorno, puesto que el carácter monumental del edificio no permite clavar ni colgar nada en sus muros.

Para vencer ese obstáculo el director de programación de la Bienal de Valencia, Tomás Ruiz ha construido un gran panel tachonado con 'pequeña obra dibujística' (120 piezas de diversos tamaños que se han mostrado en México, Uruguay, Argentina, Brasil, Cuba...), y que, situado a la entrada del patio, supone el soporte gráfico de una docena de piezas grandes de la exposición El rostro dislocado, que presentó en Valencia en 1998. Se trata de cajas con las que se hace un discurso sobre el embalaje y la obra -'sobre el discurso de cómo todo es todo', de acuerdo con la precisión del autor-, que se sustancian y sustentan a sí mismas sin tener que buscar un apoyo en esas paredes.

Estas piezas fueron concebidas para amortiguar el impacto en un marco también protegido como L'Almodí, pero también para resolver inconvenientes prácticos que surgían cada vez que había que transportarlas a países donde las condiciones de montaje no eran las deseables. El artista pensó esa obra en su integridad, partiendo de la caja. Así, según el profesor de Estética y Teoría de las Artes Miguel Cereceda, 'la obra de Uiso Alemany asumía desde el principio no sólo la condición de la cosa, sino sobre todo la condición de mercancía', situando este trabajo 'en un punto de vista diametralmente opuesto al del arte conceptual'.

La protección del palacio es la razón por la que el artista no ha recurrido a su obra más reciente, la que colgó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el pasado mes de septiembre bajo el título de Aborigen.

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La muestra se prolongará hasta el 21 de julio, cuando Alemany estará compartiendo con Miquel Navarro y Manuel Valdés una exposición en la sede de una fundación financiera en Sao Paulo (Brasil), montada por Emanuel Araújo, el director del Museo de Arte Contemporáneo de aquella ciudad. Asimismo, el pintor producirá una exposición en Brasil para este museo de Sao Paulo, mientras en la agenda de su obra hay anotadas otras citas en Los Ángeles (Estados Unidos) y Lisboa (Portugal).

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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