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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La ocasión de Stoiber

El congreso de los democristianos (CDU) alemanes celebrado en Francfort ha marcado la salida de la 'etapa determinante' en la carrera de Edmund Stoiber para ganarle el pulso el 22 de septiembre al actual canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder. Nunca un dirigente bávaro ha llegado a la cancillería. Pero Stoiber se ha visto arropado ahora incluso por Helmut Kohl, que hizo su primera reaparición en un congreso de la CDU desde su dimisión en 1999 como presidente de la misma, a raíz del escándalo de financiación oculta de su partido.

Stoiber y la CDU, a quienes las encuestas atribuyen entre dos y ocho puntos de ventaja sobre los socialdemócratas, creen tener a su favor los vientos de derecha que soplan en Europa. Han optado por un tono moderado para arrebatarle el centro a Schröder. Kohl se ha encargado de criticar a los socialdemócratas por pretender pactar con los antiguos comunistas del PDS, 'tracionando' la historia de una Alemania que aún digiere su unificación. Stoiber promete reformas, especialmente del mercado laboral, y una notable bajada de impuestos y de cotizaciones sociales, pero siempre respetando el modelo alemán y rechazando el 'régimen laboral a la americana'. Si gana, con la derecha en el Gobierno de París, promete relanzar el necesario, aunque ya no suficiente, motor franco-alemán en la construcción europea.

El programa del centro-derecha alemán es aún algo vago. La mejor baza de Stoiber es el equipo con el que se presenta, en el que figuran, entre otros, el popular empresario y político Lothar Späth, como brazo derecho en materia económica, y el lúcido Wolfgang Schäuble para la política europea y de seguridad. Friedrich Merz, líder parlamentario de la CDU y posible futuro titular de Finanzas, ha puesto en el congreso la nota contra la inmigración, al declarar que Alemania no puede acoger a más inmigrantes cuando el paro -el punto más débil del balance de Schröder- es de cuatro millones de personas, y hay 1,5 millones de puestos de trabajo sin cubrir.

Stoiber cree que podría gobernar con los liberales, aunque les instó a rectificar cualquier deriva populista y antisemita. Falta la verdadera campaña y el contraste de programas y candidatos, incluidos los debates en televisión, un medio en el que Stoiber no brilla. Todo es aún posible.

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