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COYUNTURA INTERNACIONAL
Columna
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Francfort, tenemos un problema

El crecimiento de los precios en la Unión Económica y Monetaria (UE) no está evolucionando como se preveía a principios de año. Se esperaba que la inflación retornara por debajo del 2% y se contuvieran las expectativas inflacionistas de medio plazo en un contexto de ralentización de la actividad económica. Pero las subidas de la imposición indirecta, las adversas condiciones meteorológicas, un petróleo más caro de lo previsto y el efecto redondeo del euro han deteriorado las expectativas de inflación para 2002, elevándolas en 0,6 puntos porcentuales. Con ello, 2002 será el tercer año consecutivo en el que la inflación en la UEM estará por encima de techo del Banco Central Europeo (BCE).

El núcleo inflacionista lleva un año por encima del 2% y las expectativas señalan que se puede mantener así en el medio plazo

Pero el verdadero problema es que las expectativas para 2003 también se están deteriorando. Las tensiones que empezaron en los componentes más erráticos, con el encarecimiento del petróleo (ejercicios 2000 y 2001), la crisis alimentaria (en 2001) y la depreciación acumulada del euro en los últimos años, se han filtrado a los componentes más estables de la inflación. Así, desde el mes de enero de 2000 al mes de abril de 2002, la inflación subyacente ha aumentado en 1,5 puntos porcentuales (del 1 al 2,5%). Es decir, el núcleo inflacionista lleva un año por encima del 2% y las expectativas señalan que se puede mantener así en el medio plazo.

Ello ocurre en un contexto en el que los consumidores, que han experimentado moderados aumentos salariales en los últimos años, tienen la sensación de que la introducción del euro ha erosionado su poder adquisitivo al provocar un alza generalizada de precios en todos los sectores (Eurobarómetro de primavera 2002). En definitiva, las expectativas de inflación para 2003 no son nada halagüeñas. Únicamente una evolución favorable del precio del petróleo y del tipo de cambio del euro podría reducir las expectativas de inflación. Así, una acción conjunta del euro, apreciándose por encima de la paridad frente al dólar, y del precio del petróleo volviendo a niveles de 20 dólares por barril, podría llevar a las expectativas de inflación para 2003 a estar por debajo del 2%.

La UEM no debería confiar en la buena suerte externa para reducir su inflación. Mientras tanto, el Banco Central Europeo está en la encrucijada de mantener estables los tipos de interés para alentar el deprimido nivel de actividad interna o atender a su objetivo prioritario: la estabilidad de precios. Y no vale la excusa de que el objetivo es demasiado rígido ahora que se asiste a un notable deterioro de las expectativas.

José Félix Izquierdo es economista del servicio de estudios del BBVA.

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