José Giovanni abre Cinema Jove con un filme sobre relaciones familiares

Cinema Jove arrancó ayer dándose un lujo. A la gala de inauguración del festival puso una soberbia guinda el estreno en España de Mi padre me salvó la vida, la última película del director francés José Giovanni. Con casi 79 años (los cumplirá el día de la clausura del certamen), Giovanni demuestra en su regreso al cine, tras 14 años en los que sus únicos trabajos los realizó para la televisión, ser un ejemplo para las nuevas generaciones de cineastas.

Mi padre me salvó la vida es, en realidad, la adaptación al cine de la novela Il avait dans le coeur des jardins introuvables, escrita por el propio Giovanni y publicada en 1995 en Francia. Con la ayuda de Bertrand Tavernier, el director escribió el guión y tradujo en imágenes la mágica historia de un joven condenado a muerte cuyo padre no cejará en su empeño hasta que le sea conmutada la pena capital. Es un filme autobiográfico, un hecho que el espectador poco avezado sólo descubre en el tramo final de la película, cuando el protagonista se convierte en un escritor de éxito y ve cómo su primera novela, Le trou, se transforma en una magnífica película de la mano de Jean Becker. Pero su carga emocional es tan intensa que a pocos dejará indiferente.

'He hecho una película sobre el silencio que presidió la relación entre mi padre y yo para mostrar que mi padre era un hombre que practicaba el amor absoluto sin esperar nada a cambio', declaró ayer Giovanni en la presentación del filme a los medios de comunicación. Efectivamente, su película está llena de miradas que hablan más que las palabras, de silencios con un arrebatador significado y de una incomunicación que sólo bajo el prisma del amor se puede alcanzar a comprender cuál es su verdadera dimensión. El padre, recluido en su prisión privada, localizada en el bistrot que había frente a la cárcel donde estaba prendido su hijo, también es un recluso del dolor de las relaciones familiares que destripa la cinta.

Ejemplo para los jóvenes

El realizador de origen corso, al que Cinema Jove dedicó un homenaje en 1998, se mostró ayer como un ejemplo para los jóvenes cineastas, a los que aconsejó 'pensar que antes que ellos hubo grandes directores y hay que evitar despreciarlos por el mero hecho de que pertenezcan a otro tiempo'. En este sentido, Giovanni relató públicamente las dificultades que encontró para la producción y distribución de su película: 'He trabajado toda la vida con productores que amaban el cine y a los actores, pero en los últimos años he caído en manos de gente que ya no tiene ese amor'. Y, para ilustrarlo, puso un ejemplo muy sonoro: 'En el desierto, en una feria de camellos, hay una regla, cuantas más ganas tienes de hacer una cosa más te dan por el culo; esa es la ley que rige el mundo de la producción cinematográfica hoy en día'.

Afortunadamente, el soplo de gran cine que supone Mi padre me salvó la vida sorteó todas las dificultades de producción y distribución y, un año después de su discreto estreno en Francia, se presentó ayer en España para lustrar el comienzo de Cinema Jove. La ceremonia de apertura, que se celebraba en el Palacio de Congresos al cierre de esta edición bajo la conducción de Gustavo Salmerón y Santiago Chávarri, no otorgará, por primera vez en la historia del festival el premio Un futuro de cine, ya que la actriz galardonada en esta ocasión, Silvia Abascal, no pudo desplazarse a Valencia y pospuso su presencia en el certamen hasta la gala de clausura. Sin embargo, la organización del festival tenía previsto contar con la presencia de los actores Ernesto Alterio, Sancho Gracia y Conrado Sanmartín y los componentes de los jurados de las dos secciones a competición, encabezados por los directores Goran Markovic y Yolanda García Serrano.