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LA VENTANA DE MILLÁS

En otro lugar igual

Tras ducharse y abrir la cortina para salir, se dio cuenta de inmediato de que ya no estaba en su casa. Aquél seguía siendo su cuarto de baño, y las voces de su mujer y los niños eran las de siempre. Pero una sensación muy íntima de descolocación le invadió completamente. Volvió a meterse en la ducha y dejó correr el agua. Al cabo de unos minutos, con miedo, abrió la cortina deseando que esta vez todo estuviera bien, pero no era así. Salió, se vistió, besó a su mujer y a los niños, y se resignó a vivir allí.

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