Yo también soy inmigrante
De joven, como Espriu, yo también quería elejarme nord enllà, pero con una pequeña desviación hacia el noreste, hacia el país que había generado gentes como Galileo, Ítalo Calvino, Pavese o los admirados Gramsci, Togliatti o Berlinguer.
Pero desde que el obsceno triunvirato constituido por Bossi, Fini y Berlusconi incomprensiblemente dirigen a este país amigo, he decidido no sólo que yo también soy inmigrante en esta Europa exclusivista e insolidaria, sino que nunca más pisaré las calles nuevamente de sus ciudades y sus pueblos mientras campeen en él leyes tan xenófobas y racistas como las recientemente aprobadas.
Aunque, pensándolo bien, debo estar inmerso en una contradicción lacerante, porque ¿qué hago yo entonces en un país donde las leyes no sólo son similares, sino que, según parece, van a ser empeoradas?.
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