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Israel prosigue las obras de muros para que no entren terroristas palestinos

El Gobierno de Ariel Sharon empezó ayer a construir un muro de separación entre Israel y los territorios palestinos de Cisjordania, para evitar que los activistas se infiltren en territorio israelí. El primer tramo tendrá una longitud de dos kilómetros y servirá para aislar a la región de Yenín, al norte de la zona autónoma, considerada como uno de los puntos más vulnerables de Israel y lugar de partida habitual de los comandos suicidas.

Las obras del muro de cemento, reforzado con alambres de espino, sensores electrónicos y obstáculos de diferentes tipos, empezaron en los alrededores de la aldea palestina de Kfar, al norte de Cisjordania, cerca de Yenín. La zona está considerada por el Ejército israelí como un 'enorme coladero' a través del cual las 'redes terroristas palestinas', envían sus comandos suicidas para atacar a Israel.

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La zona donde empezó a construirse el muro fue utilizada hace poco más de una semana por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa para hacer llegar hasta Israel un turismo cargado de explosivos, que los radicales hicieron estallar al lanzarlo contra un autobús en el cruce de Megido, provocando 17 muertos y más de una treintena de heridos. La construcción de estos dos primeros kilómetros de muro será complementada con otros 358 kilómetros, que se levantarán a lo largo de toda la línea verde, una raya imaginaria que separa sobre el mapa Israel de Palestina. Sin embargo, el trazado de la cerca, tal y como ha sido proyectado por el ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, no respetará la de separación histórica de 1967, si no que se adaptará a las necesidades estratégicas y bélicas del Ejército.

Dinero de EE UU

Los trabajos de construcción durarán entre 10 y 12 meses y costarán unos 380 millones de euros, parte de ellos aportados por Estados Unidos, según aseguró ayer el encargado de las obras, el general Amos Yaron, ante una comisión del Parlamento. El portavoz ministerial aseguró que la cerca no podía ser considerada como una 'frontera política definitiva, sino una barrera física levantada por razones de seguridad'.

La construcción de este muro fue proyectada por el Gobierno laborista de Ehud Barak meses antes de que se iniciara la Intifada, de acuerdo con una promesa electoral que tuvo como lema 'Las cercas altas hacen buenos amigos'. El proyecto de Barak se complementaba con la construcción de un puente de 47 kilómetros de longitud que debía servir para conectar la banda de Gaza con el sur de Cisjordania, pasando por encima de los territorios israelíes. El costo de esta parte del proyecto era de unos 210 millones de euros.

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