Del cante grande de José Mercé al rock castizo de Burning
Las dos noches de José Mercé en el teatro Albéniz aparecen como las actuaciones más interesantes de una semana que vuelve a estar marcada por la diversidad. Es difícil poner otras figuras al lado del gran cantaor, aunque, si es por prestigio internacional, haya que concedérselo a Garbage, una banda que suena en muchos anuncios de televisión. Johnny Cifuentes no se rinde y, a pesar de las bajas, ha puesto en marcha otra vez a Burning.
- Más allá de la movida. Tiene predicamento volver a hablar de la movida. A Burning, que empezó antes y al que costó situarle luego como uno de sus inspiradores, le viene bien toda esa corriente nostálgica. Fiel a los parámetros que alumbraron su música a finales de los setenta, que mezclaba por igual ecos de glam-rock con ritmos rollingstonianos y letras canallas de pandillas de chicos de barrio con anhelos de conquistar mujeres voluptuosas, acaban de editar Altura, un disco que bien podía estar firmado hace 20 años. Pero, por encima de toda intención de volver al pasado, queda el enorme cariño que se siente por el grupo. Cifuentes sigue manteniendo fresco el espíritu de Burning y se atreve a encerrarse dos noches en El Sol, donde expondrá sus nuevas canciones y repasará las más conocidas del viejo repertorio.
- Oleada de rock y pop. De los ochenta salen también Sergio Makaroff y José María Granados, aunque sus respectivas actitudes nada tengan que ver con la nostalgia. Ni uno ni otro abanderan eso de 'cualquier tiempo pasado...' y acaban de publicar sendos discos que miran más hacia delante que hacia atrás. El pop-rock tiene también en el joven Quique González, discípulo aventajado de Granados, Antonio Vega o Enrique Urquijo, un baluarte a considerar en el futuro, tal como demuestra la marcha de su segundo disco, Salitre 48. Y es que se está dando otra nueva oleada de artistas recientes (sería corto llamarles cantautores) que frente a la profusión de tecnología o canciones sin contenido, vuelve a empuñar una guitarra y se toma el trabajo de elaborar una letra consistente. Sandro -con doblete por la periferia-, Los Sentios, Sublevados, Cicelly (en honor al pueblecito donde trascurre la serie Doctor en Alaska) son algunos de los que actúan estos días. Además, hay una recuperación del pop sin complicaciones con Nosoträsh, o con el regreso a España del argentino Litto Nebia, uno de los pioneros del rock en castellano.
- Otras voces. Las mujeres están representadas, además de por la cantante de Garbage, Shirley Manson, que presenta el último disco, Beautiful Garbage, por las sobrecogedoras voces de Paloma Berganza y Beatriz Binotti, que se juntan con la cubana Gema Corredera para recrear durante tres noches, en compañía de Víctor Merlo, Horacio Icasto o Moisés Porro, clásicos del jazz, la canción francesa cubana o brasileña. También con la guineana afincada en Madrid Concha Buika, una de las voces más versátiles de jazz nacional; o con la sudanesa Rasha, un lujo para la ciudad después de haber obtenido el último Premio Villa de Madrid a la mejor obra de música popular por Let it be.
El italiano Zuchero estrena en directo Shake, un disco ya famoso por la canción Baila morena. Hay más visitas internacionales con el rock de fondo.Desde Australia, The Meanies, y su punki festivo; desde EEUU, Dan Bern, un cantautor de corte clásico pero expeditivo, o The Breeders, esa banda femenina que tanto prometía a mediados de los noventa y de la que todavía se espera algo grande.
- Flamenco. Acompañado a la guitarra del gran Moraíto, José Mercé canta dos noches en Madrid En Canto, donde repasará los cantes de sus dos último discos de éxito, Al amanecer y Aire. La música de raíz tiene en Chinchón una cita ineludible. Todo el pueblo se entrega a su tercer festival de música tradicional Folk Chinchón 2002, y durante tres días se convierte en un enorme escaparate con talleres de instrumentos antiguos y muestras de partituras, con actuaciones por las calles y plazas de artistas como Luétiga, Arrabal o Eliseo Parra, su estrella principal. Además, Fadua Chufi pone baile de la India en Suristán, donde también suena el son de Vocal Tempo y Típico Oriental; o el cajón flamenco, gracias a su inventor, el brasileño Rubem Dantas.
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