Niños en urgencias
El 20 de mayo (lunes de Rocío), festividad en muchos pueblos, tuve necesidad de requerir los servicios médicos de mi localidad (Mairena del Aljarafe), pues mi hijo se había lastimado la mano derecha al caerse de la bicicleta.
En mi pueblo era fiesta, por lo que tuve que desplazarme al Servicio de Urgencia Infantil del Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla. En la recepción, muy amablemente, me tomaron los datos del niño, incluida la fecha de nacimiento y me indicaron que pasara a la zona de traumatología. Después de un prolongado tiempo de espera, cuál no sería mi sorpresa cuando aparece la enfermera y me comenta que, según le ha dicho el traumatólogo, no pueden atender a mi hijo allí porque es mayor de 8 años y debe ser atendido en el Hospital de Traumatología del General.
Con toda la paciencia del mundo me dirijo con mi hijo al otro hospital. Allí nos vuelven a tomar todos los datos y nos pasan a una sala donde se encuentra el equipo médico de Traumatología. Cuál es mi sorpresa cuando, al mirar alrededor..., ¡qué horror!, aquello era una estampa dantesca, había allí mismo tres camas con tres personas que estaban accidentadas, uno con la cabeza abierta, otro con las piernas y los pies llenos de sangre... En fin, un lugar muy poco apropiado para un niño.
Para rematar la tarde, aparece un Policía Nacional con un chico no mayor de 18 años que había participado en una reyerta, al que le habían destrozado la cara a golpes y que comienza a contar el episodio a los que estábamos esperando. El chico comentaba que le habían roto la cara, pero que él había matado al contrario. La tarde fue de lo más fructífera para un niño de 12 años.
Al día siguiente llamé al hospital infantil para que me aclararan hasta qué edad deben atender a un menor. Me indicaron que se debe atender a los menores de 14 años. Tras contarle mi historia, recomendaron poner una reclamación.
Posiblemente, mi reclamación la archiven en la papelera y no pase nada, por lo que he decidido dirigirme a los medios de comunicación para que den difusión a lo acontecido y para que, si a otra persona le sucede este mismo caso, no le ocurra igual que a mí.
También lo digo para que si algún directivo del citado hospital lee esta carta y si tiene algo de conciencia, intervenga y tome las medidas oportunas con el citado facultativo que se encontraba el día 20 de mayo a las 17.30 horas en el Servicio de Urgencias de Traumatología Infantil del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.
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