La noche de Los 40 Principales
La Cadena SER celebra su 20º aniversario en Málaga con un 'macroconcierto'
Detrás del escenario de 46 metros de longitud y 11 de alto se produce un continuo ir y venir de organizadores en plena carrera. Ellos son los encargados de que los 26 artistas nacionales e internacionales del pop del momento estén listos para salir a cantar. En camerinos, la heterogeneidad se adueña de los pasillos de la carpa instalada en la explanada del Puerto de Málaga para el Costa Pop 2002. Los bailarines practican sus coreografías y los grupos más noveles se acercan a conocer a los más veteranos, se fotografían con ellos y comparten consejos y experiencias en un ambiente relajado y festivo. El Costa Pop es uno de los actos centrales del 20º aniversario de la Cadena SER en Málaga y Los 40 Principales y la cantera de artistas que ha reunido atrae a jóvenes y mayores. Además la entrada es gratuita. A las 21.30 del pasado viernes, media hora antes de comenzar la gran fiesta de la música, la gente empieza a crear ambiente.
Llega la hora de la verdad y a cada uno le toca el turno de enfrentarse a más de 100.000 personas, un público con ganas de bailar y escuchar lo mejor de sus artistas favoritos. Teo Cardalda, de Cómplices, bebe un whisky con hielo justo antes de subir la rampa. 'No soy supersticioso, no utilizo ningún amuleto', asegura Cardalda. Antonio Orozco opina que 'es una gran fiesta para Málaga, la gente lo pasa muy bien porque hay mucha variedad'. 'Y es buena la promoción para todos nosotros. Hay que valorar el gran esfuerzo de Los 40 Principales por congregar a tanta gente', afirma Orozco. Dice que no es supersticioso y que no hace nada especial antes de actuar.
Los que sí tienen su particular grito de guerra son los cinco componentes del grupo alicantino Miranda Warning. Juntan las manos y gritan con fuerza 'mierda' antes de tocar. Es una tradición importada del teatro que llevan repitiendo desde hace tres años. 'Antes de actuar no se puede decir suerte porque da mala suerte', dice uno de ellos. Lucía, la vocalista, nos cuenta que tienen también otras costumbres como beber agua y no cenar antes del concierto. Con todo, hay artistas que trascienden de lo meramente práctico. Juanes, el músico colombiano ganador de siete Premios Grammys, reza entre bambalinas. 'Me doy la bendición y concentro toda mi energía en el público', dice Juanes, que lleva colgados del cuello dos rosarios de madera tallada.
Casi a la vez, y tan sólo minutos antes de salir al escenario, llegan dos de las estrellas de la noche. Marta Sánchez y Paulina Rubio entran con todo un séquito de acompañantes en la carpa de los artistas. Marta está un poco indispuesta y no quiere hablar con la prensa. Ambas se encierran en sus habitaciones como una exhalación. Junto a la mexicana, además, llega Ricardo Bofill, que la espera fuera del camerino y después la acompaña hasta la rampa. Rubio utiliza el incienso para relajarse antes de la actuación. Con una minifalda y unas grandes gafas de sol oscuras se acerca al escenario y tan solo dice: 'Os quiero, os quiero mucho. Me encanta estar aquí'.
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