Entre la novela y el poema
NI SIQUIERA Peter Handke había llegado a tanto cuando utilizó a san Juan de la Cruz para titular una de sus novelas, En una noche oscura salí de mi casa sosegada (1997). Tres años después, António Lobo Antunes ha dado un paso más hacia adelante al utilizar al gran místico español en su decimocuarta novela, No entres tan deprisa en esa noche oscura, pues además la subtitula 'poema'. Mala noticia para quienes siguen defendiendo a ultranza el género novelesco -'el rey del mercado'- frente a todos los que lo consideran agotado, incapaz de cumplir las exigencias que le plantea la sociedad contemporánea, satisfecha al parecer con las degradaciones narrativas que parecen otorgarle otros géneros no literarios. Para mí, en el fondo, no es tan mala, pues ya he dicho muchas veces que mis novelas preferidas son las que entremezclan lo narrativo, lo poético y lo ensayístico, con lo que la introducción de la poesía en la narración me parece más una renovación que un retroceso. Es un camino hacia el futuro, al que no parecen poder acercarse tanto esos otros subgéneros aparentemente 'narrativos' a los que me refiero.
No entres tan deprisa en esa noche oscura es una gigantesca novela y un gran poema a la vez, una obra compleja, total y contundente, que se desgrana ante nuestros ojos como si fuera también una salmodia, un poema que pormenoriza todos los sucesos, diálogos y circunstancias de una terrible saga familiar. Mas eso sí, pese a su complicada transparencia hay que seguir atento a cada página y a cada frase como si se tratara de una poesía, de uno o un conjunto de versos. Es una novela escrita 'desde dentro', desde su propio interior, a la manera de un nuevo Proust. No se la pierdan.
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