El servicio de quimioterapia del Ramón y Cajal está colapsado, según los pacientes
El hospital de día de quimioterapia del Ramón y Cajal está saturado desde hace varias semanas a causa del aumento de pacientes y a la avería de dos campanas (instrumentos necesarios para la preparación de los fármacos con que son tratados los enfermos de cáncer), según denuncian los afectados. En 2001, el Centro de Oncología del Ramón y Cajal tenía 15 puestos para quimioterapia. En 2002, el número de plazas aumentó a 17, pero ayer el responsable de este servicio, José Peral, reconocía que son insuficientes y que se pretende que el servicio se amplíe en cinco más.
Peral no quiere hablar de colapso, sino de 'circunstancias especiales' que han provocado algún 'problema puntual'. Sin embargo, varios pacientes denuncian que durante las últimas semanas ese servicio está colapsado. Muchos de ellos han relatado cómo se ven obligados a esperar más de siete horas en una silla y cómo incluso en ocasiones se tienen que marchar sin recibir tratamiento. 'Se trata de pacientes que se encuentran en situaciones límites, que son especialmente sensibles a los retrasos, y por tanto, cualquier complicación puede mermar su tratamiento', explicaba ayer J. C., esposo de una enferma. 'Si he denunciado esto ante Sanidad', añade, 'no ha sido sólo por mi mujer, sino también por otros pacientes a los que conozco después de venir aquí durante tantas semanas'.
Durante las últimas semanas, el servicio de quimioterapia del hospital Ramón y Cajal se encuentra abarrotado, según relataron ayer a EL PAÍS varios enfermos del departamento de Oncología. Al aumento de tratamientos se une el hecho de que la pasada semana se estropeó un instrumento clave para la preparación de la quimioterapia, lo que dejó en una situación de precariedad a todo el servicio.
'Efectivamente', reconoce Peral, 'la semana pasada tuvimos la mala suerte de que las campanas que sirven para la preparación de la quimioterapia, compuesta por sustancias altamente tóxicas, se estropearon. Fue muy mala suerte que las dos se averiaran a la vez'. Y añade: 'Conseguimos repararlas rápidamente, pero tanto los enfermeros como sus representantes sindicales exigieron el oportuno certificado que garantizara que la reparación se había realizado de manera adecuada, y que por tanto estaban a salvo de cualquier efecto derivado de estas sustancias tóxicas. Por ello durante 48 horas no pudimos utilizar estas campanas'.
El responsable de este servicio de oncología explicó que a pesar de la avería, ningún paciente sufrió un retraso que pudiera alterar gravemente su tratamiento. 'Cualquier modificación en la aplicación de la medicación, se hace previa consulta al médico correspondiente. Y si es necesario, se ingresa a los enfermos o se pide ayuda a otros centros. Eso fue lo que hicimos durante los días en los que tuvimos las dos campanas inservibles', explica.
Peral insiste en que tanto la avería de estos instrumentos como los retrasos en la aplicación de la quimioterapia son 'puntuales', y que también han colaborado en estos desajustes las numerosas fiestas que hay en el mes de mayo.
Penalidades
Sin embargo, los enfermos afectados no están de acuerdo. 'Cada día el servicio de oncología atiende a una media de 70 pacientes, si bien es cierto que en las últimas semanas el número se ha elevado a 90 incluso a 100', reconoce Peral. Los afectados señalan que ese incremento ha llegado a colapsar el servicio. 'El otro día, en una sala de no más de 25 metros cuadrados, estábamos 23 pacientes comiendo, porque llevábamos tantas horas aquí que no tuvimos más remedio que comer casi todos en una de las cinco salas que hay en las dependencias. Es frustrante llegar en ayunas hasta aquí, hacerlo a veces en condiciones muy complicadas, con la moral por los suelos, porque ves que a lo mejor no superarás el problema y que la quimioterapia, tu única esperanza, no te la aplican cuando está previsto', explicó una de las enfermas.
El año pasado, el hospital de día de oncología del Ramón y Cajal atendió a 11.335 pacientes. Este año, según las cifras facilitadas por el centro médico, la cifra alcanzará los 13.000. 'El problema no es sólo el aumento de enfermos que estamos registrando, que es de un 11%, sino que en muchos de los casos se trata de tratamientos muy largos, por lo que el problema no es el aumento de enfermos, sino el tiempo en que deben acudir a recibir esta medicación'.
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