Por una justicia justa

¿Qué significa Justicia cuando la balanza no está bien calibrada? ¿Cómo creer en ella cuando un joven de 21 años (hace tres) que no es delincuente, ni drogadicto, en una reyerta en un bar, hiere con un vaso a otro y es herido al mismo tiempo con un objeto punzante (los partes médicos lo confirman)? ¿Cómo creer en la justicia cuando han pasado tres años y ahora tiene que ingresar en prisión dentro de dos semanas por otros tres?

Desde entonces se ha casado y tiene una hija de pocos meses, bautizada con antelación para que su padre pudiera estar con ella. Claro está que este chaval no es delincuente habitual con múltiples detenciones. No es un futbolista de renombre involucrado en hechos similares ni otro que intenta atropellar con su automóvil a un aficionado. No es banquero, ni gescarterista, ni capo depresivo, ni maltratador de esposas, ni alcalde presidente, ni niños que no lo son tanto, ni acusado de asesinato.

¿Cómo creer en ella cuando ambas partes se han perdonado, sin que sirva para nada ya por no haber pensado en las consecuencias posteriores? Y ahora, con 24 años, irá a la cárcel, a reinsertarse (¿de qué?) a un lugar donde todos sabemos que circula libremente la droga, donde se producen violaciones de todos tus derechos y eres solamente un número. Pregúntenle a su madre si puede creer en la Justicia. Una madre que lleva tres años de sufrimiento y otros tres que le quedan. Pregunten también en la calle a cuántos, al igual que a mí, les cuesta creer que la balanza de la Justicia está bien calibrada. Ayúdenla, porque a pesar de todo queremos creer en ella.