_
_
_
_
GIRA DE BUSH

Más policías que manifestantes

George W. Bush no verá en Rusia nada parecido a los desórdenes que protagonizan los manifestantes antiglobalización en Europa. La manifestación convocada por comunistas y ultranacionalistas frente a la embajada norteamericana para protestar por la visita del presidente de EE UU reunió ayer a sólo medio millar de personas. Los policías encargados de velar por el orden junto a la sede diplomática triplicaban a los manifestantes.

Cazas rusos escoltaron el Boeing 747 de Bush desde la frontera con Bielorrusia hasta Moscú, donde aterrizó en el aeropuerto Vnúkovo-2 a las 18.05, hora peninsular española. Allí, Bush, de traje azul, y su esposa, Laura,de rosa, fueron recibidos por el viceprimer ministro y titular de Finanzas, Alexéi Kudrin.

Más información
Putin culminará hoy su estrategia de acercamiento a Bush

Bush y su esposa se dirigieron directamente al Marriot Grand Hotel, ubicado en la céntrica calle Tverskaya, ya que anoche no estaba prevista ninguna reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin. En el Marriot, Bush ocupa la misma habitación de la octava planta en la que han dormido, entre otros, Bill Clinton y Julio Iglesias.

Lo que más preocupa a los moscovitas de a pie son las incomodidades que han empezado a sufrir con la visita del presidente norteamericano: embotellamientos, calles completamente cerradas a los automóviles no oficiales e impresionantes medidas de seguridad. El popular diario Komsomólskaya Pravda salía en primera página con sólo gran titular: 'Adónde no conviene ir en los días de la visita de Bush', y en sus páginas interiores daba la lista de las calles y las horas en que es mejor abstenerse de pasear y dejar a los cientos de agentes vestidos de civil cumplir su delicada misión.

Quienes realmente están muy contentos con la visita son los vendedores de souvenirs de la calle peatonal Arbat, que para la cumbre ruso-norteamericana han creado matrioshkas (las típicas muñequitas rusas) con el retrato de Bush y de Putin. Esas matrioshkas se venden como pan caliente, al igual que la de Bin Laden, en cuyo interior hay otras con retratos de dirigentes de países del eje del mal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_