Malestar creciente

Los mercados financieros han quedado como en suspenso tras una lectura idealizada de la situación económica y el correspondiente choque con una realidad más prosaica. Los últimos datos económicos conocidos indican que ni siquiera dentro de Estados Unidos se confía en un crecimiento estable y continuado, sobre todo ahora que su Administración recurre a las ayudas a los sectores estratégicos, siderurgia y agricultura, y deja caer el dolar para proteger sus exportaciones.

La situación europea no es mejor, con las telecomunicaciones en entredicho por la acumulación de deuda y su incapacidad para reducirla y el sector financiero tocado por la crisis argentina, sobre todo el español, que ahora cuenta con el mal precedente de la salida de aquel país de Crédit Agricole ante el progresivo deterioro de la situación.

El descenso de la contratación en la Bolsa española ha sido la primera reacción de los inversores ante una situación de creciente incertidumbre para la que tampoco hay respuestas internas. El supuesto mayor ritmo de crecimiento de la economía española respecto del entorno no parece hoy un argumento de peso para mantener posiciones en el mercado, sobre todo porque la inflación y el desempleo cuestionan esa supuesta ventaja.

El Ibex 35 cedió ayer el 0,63% y vuelve a caer por debajo del nivel de los 8.000 puntos, algo que ha sucedido tantas veces en este ejercicio que ese punto empieza a perder fuerza como referencia. El índice general de la Bolsa de Madrid cedió el 0,41%, pero aún se mantiene por encima de los 800 puntos, debido al mayor peso que tienen en este índice los valores medios, menos sujetos a los avatares internacionales y a la presión de los ciclos económicos.

La contratación en el Mercado Continuo fue de 1.671,01 millones de euros, de los que casi una cuarta parte procedía de operaciones institucionales.