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Entrevista:JAUME PAGÈS | Consejero delegado del Fòrum 2004

'El comportamiento de Barcelona en la cumbre europea impulsó al Fòrum'

Acaba de regresar de una estancia en Japón, donde una universidad le ha investido doctor honoris causa. Tan grabada tiene en su retina la peculiar realidad social del país del sol naciente que insiste en que el Fòrum tiene que ser capaz de explicar, entre tantas otras, esa forma de vida en la que más de la mitad de los ciudadanos practican dos religiones a la vez: la sintoísta y la budista. Jaume Pagès, de 56 años y rector de la Universidad Politécnica de Barcelona (UPC) durante más de 10, contempla desde su despacho de la torre Mapfre -piso 29- el territorio en el que dentro de dos años el Fòrum habrá empezado ya su singladura. Desde esa distancia se percibe que el territorio de la desembocadura del río Besòs está tomando forma.

'Si Barcelona hubiera registrado incidentes como los de Génova, el Fòrum se habría suspendido'
'Cinco millones de visitantes es una cifra difícil de conseguir, aunque no imposible'

Pregunta. Mientras empiezan a dibujarse ya algunos de los edificios y el área que ocupará, hay todavía escepticismo sobre qué será el Fòrum. ¿Qué hará para la gente lo entienda?

Respuesta. Es difícil que la gente se motive si antes no sabe de qué va la cosa. Fue fácil vender los Juegos Olímpicos porque todo el mundo sabía qué eran.Pero esto es distinto. Dentro de un mes se habrá acabado la indefinición porque tendremos una propuesta de contenidos para abrir el debate, tras lo cual se redactará el programa definitivo. Espero que se produzca un alto grado de participación en la discusión.

P. ¿Pero en ese debate estará presente la llamada sociedad civil o predominará el establishment cultural y político?

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R. Una vez que se exponga la propuesta inicial, en el debate podrá participar todo el mundo, desde profesionales hasta asociaciones pasando por las escuelas y los ciudadanos en general. Lo que no es serio es hablar sobre algo que ni siquiera está formulado. De la participación y de la discusión se desprenderá una propuesta que no debe ser sólo válida para la Barcelona de 2004, sino para sucesivas convocatorias.

P. ¿El Fòrum conseguirá atraer a los cinco millones de visitantes previstos en el presupuesto?

R. Lo primero es ver si caben. Si el objetivo es conseguir cinco millones de visitantes hay que ser consecuentes, porque no vale crear una expectativa que luego no se cumpla. Es una cifra difícil, aunque no imposible.

P. Hay quien defiende que el éxito del Fòrum dependerá del componente festivo. Otros creen que debe primar los debates. ¿Cómo será?

R. Una cosa no excluye la otra. Pero hay que tener en cuenta que aquí nos gusta celebrar las cosas con cierta xerinola. No es posible hacer pensar al visitante durante ocho horas. Si queremos que la gente se desplace a Barcelona para visitar el Fòrum debemos combinar la oferta. El Fòrum tendrá cuatro ámbitos principales: uno que invite a la reflexión a través de las exposiciones, tanto las que se montarán en el recinto del Besòs como las que tendrán otros escenarios de la ciudad. Otro ámbito será el debate: los congresos, simposios y jornadas. Un tercer espacio vendrá determinado por el encuentro, el intercambio de experiencias en la plaza del Fòrum. Y, por último, el cuarto ámbito será la fiesta, representada básicamente por el Festival de las Artes. La fiesta es una manifestación cultural, no hay que olvidarlo. Por eso en el Fòrum tiene que tener cabida tanto la reflexión como la diversión. Lo más importante es que quien venga se quede al menos con una idea y se lo pase bien.

P. Un buen síntoma de si algo convence es si el patrocinio funciona. ¿Cómo va el del Fòrum?

R. Mejor de lo que se está diciendo. Pero cada cosa tiene su momento y cuando la propuesta sea más clara será más fácil. De momento, están cerrados acuerdos por 18 millones de euros [unos 3.000 millones de pesetas] sobre los 90 previstos en el proyecto. Una vez que se explique, el Fòrum no es difícil de vender. Además, es muy posible que instituciones financieras o fundaciones importantes se involucren en el patrocinio.

P. El Fòrum ha pasado por momentos tan críticos que hicieron peligrar su existencia. Ocurrió en la negociación del presupuesto y después, el verano pasado, tras los graves sucesos en la cumbre del G-8 en Génova en que falleció un manifestante. ¿Habrá más crisis que lo hagan tambalear?

R. Confío en que no sea así. El éxito de la cumbre europea celebrada en Barcelona en marzo colocó al Fòrum en la recta final. No me refiero al contenido político de la cumbre, sino al espléndido comportamiento y reacción que tuvo Barcelona. Porque estaba claro que si en Barcelona se hubieran producido incidentes graves como en Génova el Fòrum habría muerto. Todos [en referencia a las administraciones] estabamos de acuerdo en eso. Ocurrió todo lo contrario y las experiencias vividas en la ciudad durante esos días dio todos los argumentos para la celebración de un Fòrum que en Génova no habría podido ni plantearse.

P. Los patronos del Fòrum son tres administraciones distintas: el Estado, en manos del Partido Popular, la Generalitat, de CiU, y la ciudad, gobernada por los socialistas, con Iniciativa y Esquerra. ¿Cómo funciona el encaje?

R. Las administraciones están hablando y pactando. Y la comisión política creada con mi entrada [insiste en decir que él no la exigió, pero lo cierto es que antes de su nombramiento no existía] no es otra cosa que un órgano de decisión político. Porque quienes se deben mojar son el alcalde, el presidente de la Generalitat y el Gobierno central. Yo acepté el cargo, ponerme el gorro de consejero delegado, tras dejar claro que si algunas de ellas actúan de manera que a mí me parece contraria a los ejes del Fòrum yo lo denunciaré. Y eso fue aceptado. No habrá vetos. Es más, a mí me parece muy interesante que en la organización cohabiten tres administraciones de signo político distinto. En cierto modo, eso ya es el Fòrum: compartir el diálogo, aceptar plenamente la democracia y ser conscientes de la fuerza de la palabra por encima de otras acciones. Creo en la palabra y en su capacidad revolucionaria para cambiar el mundo.

P. ¿No existe el riesgo de que esa cohabitación baje el listón de los contenidos para evitar enfrentamientos en cuestiones como, por ejemplo, la inmigración?

R. Al contrario. Es cuestión de elevar el nivel y enfocar los problemas que se producen en la sociedad dando voz a pensadores autorizados para hacerlo. El Fòrum no resolverá los problemas del mundo pero sí fijará una forma distinta de enfocarlos: no desde las administraciones o los estados, sino desde el diálogo de las culturas. No resolverá ni el problema de Palestina ni la situación del País Vasco, pero puede aportar alguna luz.

P.. Barcelona ha tenido problemas con algunas de las infraestructuras creadas para los grandes eventos históricos. ¿Qué pasará con las del Fòrum despúes de 2004?

R. No creo que eso pase, porque la ciudad necesita un gran centro de convenciones. En julio, la UPC celebrará un congreso al que asistirán 3.000 personas. En verano también tendrá lugar un congreso internacional sobre el sida al que se calcula que asistirán 20.000 expertos y no tenemos capacidad para ubicarlos. Además, en el área de 2004 se construye un nuevo puerto que por sí mismo ya creará vida. Y más playas, que estoy seguro de que se llenarán. Yo creo que el Fòrum volverá a poner a Barcelona en el mapa del mundo, pero de otra manera: invitando a la reflexión. No es verdad que la gente sea frívola. Está preocupada por el futuro.

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