Las compañías aéreas estudian limitar los viajes que regalan a sus mejores clientes
El sistema de puntos permite en la actualidad realizar 2.100 vueltas a la Tierra
Las cifras son espectaculares. Los puntos disponibles en las tarjetas de los usuarios superan ya los 8,5 billones de millas, suficientes para dar 2.146 millones de vueltas gratis a la Tierra o ir 20.142 veces a Marte, con el billete de regreso incluido. Y para que no parezca ciencia-ficción, US Airways ha ofrecido asientos en el primer viaje turístico al espacio por 10 millones de millas. Quizá sea una fórmula para reducir un stock que se está devaluando. Ahora estudian el cambio de las reglas y hacer las reservas más difíciles multiplicando las millas necesarias para tener un vuelo gratis.
El negocio de las tarjetas frequent-flyer nació hace 21 años en Estados Unidos como una estrategia puramente comercial de la compañía American Airlines para premiar a sus clientes más fieles con millas para poder volar gratis. Sólo pasaron unos días cuando United Airlines anunció el lanzamiento de su propio programa y cuatro meses después lo hizo Delta. La acogida fue tal que durante el primer año de funcionamiento de estos programas se concedieron entre los viajeros más frecuentes más de 4.100 millones de millas. Entonces se inscribieron 1,8 millones de personas y para este año se calcula que se alcanzarán los 100 millones.
No sólo se sumaron al carro de las tarjetas frequentflyer nuevas compañías aéreas, como Iberia en 1991, sino que se fueron asociando a los programas empresas de alquiler de coches, grupos hoteleros, operadores de telefonía móvil, tiendas y las compañías emisoras de tarjetas de crédito. A partir de entonces se constató que detrás de esta estrategia de marketing había en realidad un verdadero negocio. El 40% de las millas acumuladas por los viajeros en sus cuentas se consiguen sin haber subido al avión.
El despegue ha sido espectacular, hasta el punto de que el mercado de las millas de vuelo supera ya los 8,5 billones. Este crecimiento del 20% anual es dos veces y media más rápido que el suministro de dólares en efectivo. Una expansión de tal calibre quitaría el sueño a muchos gobernadores de los bancos centrales de todo el mundo, como indica un editorial de The Economist en el que se analiza este fenómeno. Miedo porque con tantas millas listas para usar se necesitarían casi dos décadas para que las compañías aéreas le dieran salida de una vez, a no ser que decidieran enviar a sus viajeros a la Luna con billete de regreso. Aun así deberían organizarse 17,8 millones de viajes. US Airways ya lo ha pensado.
El problema es que están concediendo más millas que sitios gratuitos disponibles en los aviones. Ante este exceso el riesgo de hiperinflación y devaluación es evidente a corto plazo. Para hacer frente a esta situación se deberán cambiar las reglas para hacer las reservas más difíciles o restringir los asientos multiplicando las millas necesarias para tener un vuelo gratis. Hay casos curiosos. Un ciudadano norteamericano pasó todos los gastos de representación de su empresa a través de la tarjeta de crédito asociada a un programa frequentflyer, lo que le permitirá viajar gratis 250 veces entre Londres y Sydney (Australia). Es un récord.
Lo que puede representar un alivio para las compañías aéreas es el hecho de que el 82% de los puntos caducan antes de que hayan sido utilizados, ya que cada milla cuesta unos 14 dólares. También hay que tener en cuenta que el premio a la fidelidad se usa para pagar noches de hoteles, sirvan de ejemplo las 1,2 millones de estancias gratuitas que dio Marriott a sus miembros.
American AAdvantage es el programa frequentflyer más grande del mundo, con 45 millones de miembros. A él se suman 11.000 nuevos fieles cada día, según datos de la revista InsideFlyer. Iberia Plus contaba el año pasado con más de 730.000 miembros. Los datos muestran que durante el año 2000 se concedieron 13 millones de billetes gratuitos a través de la cuarentena de programas existentes y se calcula que al año se acumulan medio billón de millas. Como dicen los expertos, los puntos hay que utilizarlos.
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