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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Frases

Soy un gran aficionado a las frases y siempre me ha llamado mucho la atención no sólo éstas, sino su intencionalidad. Dejando aparte los pensamientos inteligentes, existen frases como 'el dinero no da la felicidad', que suele ser usada por gente muy adinerada y masoquista, pues nunca regalan el vil metal y, por tanto, eligen la infelicidad y el atesoramiento como forma de vida.

Luego están las expresiones socorridas como 'lo importante es tener salud', que usamos para consolarnos después de comprobar que el dineral invertido en el sorteo de la lotería de Navidad no nos ha proporcionado ningún rédito.

Éstos son ejemplos inocentes que no tienen mayor trascendencia. El problema es cuando alguien utiliza frases hechas para engañar y dar cobertura a comportamientos difícilmente explicables. Y así, tenemos una que ha sido muy utilizada a lo largo de la historia y que, al parecer, todavía hay gente a la que le sigue resultando útil: 'La derecha tiene intereses y la izquierda ideología'.

Al margen de la veracidad o no de la expresión, ésta casi siempre ha sido usada por algún personaje de la izquierda cuando iba a hacer algo que perjudicaba a esa misma izquierda. Ejemplos, muchos, el último nos lo ofrece José María Mendiluce.

Este eurodiputado elegido en las listas del PSOE, pertenece a ese tipo de personas que se caracterizan por su excesivo personalismo en la política y por su ausencia de problemas a la hora de encabezar o participar en candidaturas de distintos partidos o grupos sociales.

Hasta aquí todo correcto. El problema surge cuando uno está cobrando un muy buen sueldo como electo en Estrasburgo en una candidatura con unas siglas, y un año antes de acabar la legislatura se viene a Madrid a enfrentarse y a restarle votos a esas mismas siglas con la excusa de la diversidad ideológica de la izquierda, de evitar la abstención o de recoger el voto descontento de esa misma izquierda.A eso, castizamente, en este país, se le llama tener mucho morro. Desde luego, si yo fuera el PP, me las apañaría para que este Chevènement a la española llegara sano y salvo a las elecciones municipales del año que viene, porque si a la derecha hay algo que le encanta es enfrentarse a la diversidad de la izquierda traducida en tres opciones electorales, mientras que ellos están todos, derecha y extrema derecha, en una sola. Grandioso.

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