La semana negra de la economía española
Los últimos datos indican menor crecimiento, inflación, caída de empleo y desequilibrio exterior
Semana negra para la economía española. Los datos más recientes sobre producción industrial, inflación, empleo y sector exterior, aparecidos días atrás, muestran que el frenazo puede ser más brusco y duradero de lo que se creía. El crecimiento en el primer trimestre del año, que se conocerá el próximo 29 de mayo, dará la medida exacta. El escenario más probable es un crecimiento que difícilmente superará el 2%, como barruntan los últimos datos de destrucción de empleo. El bajo crecimiento viene acompañado de tensiones inflacionistas y más desequilibrio exterior, por primera vez en mucho tiempo.
El Ministerio de Economía esperaba un primer semestre parco en buenas noticias. Pero los últimos datos conocidos de inflación y empleo han superado los peores pronósticos. Los precios han escalado al 3,6%, con medio punto de subida en la tasa anual de una sola tacada, y durante el primer trimestre la economía española ha destruido empleo, por primera vez en los últimos siete años. Como telón de fondo, la economía europea no acaba de levantar el vuelo y el sector exterior español se resiente por las dificultades para vender en su principal mercado.
La pérdida de poder adquisitivo restará impulso económico y durante más tiempo
Los expertos estiman en el 1,9% el crecimiento económico del primer trimestre
Los analistas mantienen para 2002 una previsión de crecimiento en torno al 2% como media anual. El más pesimista es el BBVA, con una estimación del 1,7% y los más optimistas sólo rebasan en una o dos décimas el 2%. El Gobierno mantiene el 2,4% como previsión oficial, frente al 2,8% alcanzado en 2001. En cualquiera de los supuestos, el crecimiento sería el más bajo desde el año 1993 o 1994, según los casos. También las previsiones de los organismos internacionales sitúan el crecimiento español para este año en torno al 2%.
Es cuestión de décimas, pero ahora son importantes. Los expertos y el propio Ministerio de Economía sitúan el umbral de creación de empleo en el 2%. Por debajo de ese nivel, la destrucción de empleo se da prácticamente por segura. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicados la pasada semana señalan que la pérdida de puestos de trabajo se ha situado en 65.000 respecto del último trimestre del año anterior, un 0,41% de caída.
El ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, aseguró ayer que los datos de los que dispone ya el Gobierno sobre la evolución de afiliación a la Seguridad Social 'indican que estamos ante una buena expectativa' sobre el empleo que se verá reflejada en la próxima EPA.
De cualquier forma, la pérdida de puestos de trabajo confirmaría -con las cautelas derivadas de que la EPA está poco rodada- que la economía española ha crecido en el primer trimestre del año por debajo del 2%. El panel de expertos que la Fundación de las Cajas de Ahorro (FUNCAS) convoca para establecer un consenso, estima en el 1,9% el crecimiento económico en el primer trimestre del año (datos corregidos de estacionalidad comparables a nivel europeo). De ser así, el diferencial de crecimiento con la media de la zona euro se reduciría a menos de un punto. El Banco de España, en su último informe trimestral, ha estimado también en el 1,9% el crecimiento en el primer trimestre.
La evolución del mercado de trabajo es el máximo exponente de que la economía española tiene puesto el freno. En estas circunstancias, la inflación debería estar bajo control y el sector exterior tendría que presentar una estructura más sana. La novedad de la actual coyuntura es que los desequilibrios se ensanchan mientras el crecimiento encoge. La situación no es extrema, pero recuerda a los peores tiempos en que la economía parecía descontrolada. Es la impresión que ha dado el último índice de precios al consumo (IPC) de abril. La metodología también ha cambiado, pero la subida del 1,4% en un solo mes y de medio punto en la tasa anual, hasta el 3,6%, ha hecho temblar las paredes del ministerio que dirige Rodrigo Rato.
Otro cambio radical en los últimos años es que los salarios no están en el origen de las tensiones inflacionistas. Según datos oficiales, los convenios para 2002 se están cerrando con una media de aumento salarial del 2,7%, casi un punto por debajo de la inflación del mes de abril y en el nivel más reducido de los dos últimos años. De mantenerse esta situación de recorte de poder adquisitivo de los salarios, unido a la pérdida de empleos y aumento del paro, el crecimiento económico perdería más impulso y por más tiempo.
Lo sucedido con los precios durante los primeros meses del cambio al euro ha puesto en evidencia la poca madurez de la economía española frente a los socios europeos. La tasa anual española, con criterios armonizados, se ha disparado al 3,7%, frente a una media del 2,4% para los países del euro, un 2,1% en el caso de Francia o un 1,6% en el de Alemania. El diferencial ha pasado del 0,8 a 1,3 puntos, el más alto desde 1999.
Todos los países han cambiado sus monedas al euro pero España, sólo superada por Irlanda, Holanda y Grecia, ha resistido peor el envite. También todos los países han sufrido la última escalada de los precios del petróleo, pero en España el impacto ha sido mayor.
El despegue en precios tiene como coste la pérdida de competitividad de la economía española. Los últimos datos de balanza por cuenta corriente, publicados esta semana por el Banco de España, indican que el desequilibrio exterior aumenta. El déficit ha pasado de 795 millones de euros en los dos primeros meses de 2001 a 1.713 millones en igual periodo de 2002. Los datos de Aduanas reflejan una fuerte caída de las exportaciones (del 17,2% al 0,4%) y un mantenimiento del déficit comercial, pese a la desaceleración económica.
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