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La muerte de un preso en Aranjuez eleva a 22 los asesinatos en la región

La víctima y el supuesto agresor mantenían buenas relaciones

El asesinato, ayer, de un preso en la cárcel de Aranjuez eleva ya a 22 la cifra de asesinatos en la región en lo que va de año. Es la primera muerte violenta que se registra en esta prisión, inaugurada en octubre de 1998 por el entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja.

Gregorio Sánchez Fernández, de 37 años, encargado del economato de la prisión, murió acuchillado supuestamente por su compañero Luis Miguel M. C., quien le agredió varias veces en el tórax con un pincho de fabricación rudimentaria, según fuentes penitenciarias. La víctima murió en el acto.

Tras el homicidio, el agresor entregó el arma a los funcionarios y reconoció, cuando llegó su abogado de oficio para asistirle, que había matado a su compañero. Las fuentes informantes desconocen las circunstancias y el móvil del crimen, ya que entre el agredido y el agresor no había enemistad. La víctima cumplía una condena de 19 años de reclusión por diversos delitos (12 por agresión sexual, cuatro por detención ilegal y tres años y seis meses por robo con violencia y lesiones).

El penal cuenta con 1.008 celdas, repartidas en 14 módulos; otras 149 plazas de ingreso, enfermería y aislamiento, así como habitaciones para visitas íntimas.

La muerte de Gregorio Sánchez Fernández se produjo en la mañana de ayer, cuando se hallaba atendiendo el economato del módulo donde tiene su celda. La víctima trabajaba en este local, que es una habitación cerrada, que cuenta con una ventanilla para atender las peticiones de los demás internos.

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La puerta del economato sólo puede ser abierta por el preso responsable del mismo y, en este caso, la víctima decidió abrirla porque Luis Miguel M. C. era amigo suyo. Éste llamó y Gregorio le abrió sin ningún tipo de desconfianza.

Fuentes de Instituciones Penitenciarias aseguraron ayer que desconocen qué ocurrió entre ambos reclusos ni qué fue lo que pudo desencadenar el homicidio, ya que tanto la víctima como el presunto autor de su muerte eran amigos y se llevaban bien. Las mismas fuentes explicaron que está totalmente descartado que el móvil del homicidio fuese el robo. 'En el economato no hay dinero en efectivo', dijeron, 'sino que los reclusos adquieren los productos que quieren y los pagan con unos billetes que, aunque están hechos en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, sólo tienen valor dentro de los establecimientos penitenciarios'.

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias, a cuyo frente se halla Ángel Yuste, ha abierto una investigación para esclarecer el caso, del que se ha dado cuenta a la autoridad judicial.

Primer ingreso, en 1982

El presunto homicida cumple una condena de tres años por atentado y lesiones y en la actualidad está también en prisión preventiva por un presunto delito de homicidio. Este preso ingresó por primera vez en prisión en 1982 y desde entonces ha entrado y salido en reiteradas ocasiones. Su último internamiento data de enero de 1999.

Las fuentes indicaron que Luis Miguel M. C. agredió en 1995 a otro interno y en otra ocasión intentó atacar a un funcionario de prisiones, por lo que en octubre de 1999 se le aplicó el artículo 10 del Reglamento Penitenciario (un régimen de vida restrictivo), dada su peligrosidad.Sin embargo, la Audiencia Provincial de Granada revocó en mayo de 2000 esta decisión de la Administración Penitenciaria, por lo que este recluso pasó a disfrutar del régimen ordinario y fue trasladado a la cárcel madrileña de Aranjuez.

El asesinato de Gregorio Sánchez Fernández eleva a 22 los registrados en la región en lo que va de año. Los ocho últimos se han producido durante el presente mes. El último caso, antes del que ocurrió ayer entre los muros de la prisión de Aranjuez, fue el que costó la vida, el pasado día 12, a Serafín Robledo Gil, de 53 años, propietario del mesón El Sevillano de Castilla, sito en la calle de San Joaquín, en Fuenlabrada. Robledo murió a causa de un disparo de postas cuando se hallaba solo en su establecimiento.

El imparable aumento de la criminalidad -y sobre todo la reiteración de hechos sangrientos- ha reabierto el debate sobre la inseguridad ciudadana. El propio presidente del Gobierno regional, Alberto Ruiz-Gallardón, reconoció recientemente en una entrevista en EL PAÍS que la inseguridad ciudadana 'es la principal preocupación de los madrileños'.

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