'Que unos soldados den comida que les sobra no es injerencia'
Dos veces ha participado el teniente coronel Salvador Cuenca Ordiñana (Barcelona, 1958), jefe de la unidad de operaciones de paz y de gestión de crisis, en un encuentro organizado por ONG. La segunda fue el martes en Bilbao, invitado por Médicos Sin Fronteras (MSF), el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria y el Instituto de Derechos Humanos Padre Arrupe de la Universidad de Deusto. Su primera misión de paz fue en 1993 en Bosnia- Herzegovina.
Pregunta. ¿Cuál es el límite de la actuación de los ejércitos en misiones de paz?
Respuesta. Eso hemos discutido hoy [el martes]. Las fuerzas armadas tienen un mandato que marca los cometidos. ¿Que incluya o no ayuda a la asistencia humanitaria? Depende muchas veces del mandato. ¿Dónde están los límites? A menudo son difusos, porque a las unidades desplegadas no se les puede limitar a una labor de gendarme o de pegapalos. Porque los soldados también ven el sufrimiento de la gente. Por eso las fuerzas armadas hacen por sí mismas ayuda humanitaria puntualmente y para cubrir los espacios que las organizaciones de asistencia no pueden cubrir por falta de medios, recursos o especialización.
P. Pero ese doble papel puede llevar a confusión.
R. No puede. Cuando volvíamos a base tras tres o cuatro días en Sarajevo, el vehículo blindado solía ir lleno de raciones de comida [sobrantes] porque nunca puedes prever para cuánto tiempo vas. A 50 o 60 kilómetros para llegar a la base, la gente se nos acercaba y les íbamos dando los paquetes de comida. ¿Eso es injerencia? Yo creo que no, es que en sitios en conflicto se ven muchas cosas. ¿Dónde están los límites? Es difícil de establecer.
P. ¿Qué ha aprendido el Ejército de la convivencia con las organizaciones humanitarias sobre el terreno?
R. Mucho... muchas cosas: que las fuerzas armadas españolas son capaces de estar en un conflicto, que son una herramienta del Estado, de todos los españoles. Que hay organizaciones de ayuda humanitaria de todo tipo: tienen diferentes objetivos, amplitud, unas funcionan mejor que otras pero lo mismo se puede decir de las fuerzas armadas. Y que son imprescindibles en una situación de conflicto y que es necesario que coexistamos. Hoy se hablaba de subordinación o no. Creo que es erróneo. El planteamiento real es el de complementariedad entre el Ejército y las organizaciones.
P. ¿Han perdido prejuicios las ONG y el Ejército?
R. Personalmente creo que sí. En 1990 había recelo, parecía que los roles de unos y otros eran antagónicos. Hoy, desde luego, no es así. Las fuerzas armadas ven a las organizaciones de asistencia humanitaria como necesarias. Ellas nos ven como competidores. Por eso estos foros son muy interesantes para conocer los diferentes puntos de vista.
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