La falta de coordinación entre la Guardia Civil y la Policía frustra una detención
Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que vigilaban desde hacía tres días un Renault Clío aparcado en la calle de Ramírez Tomé se quedaron ayer cuajados cuando vieron aparecer corriendo por la calle a varios guardias civiles de paisano, con armas cortas y largas. '¿Qué hacéis, qué hacéis?', les gritaron los agentes de azul a sus compañeros de verde. Para entonces, dos terroristas que se habían montado en el coche vigilado ya estaban detenidos por la Guardia Civil, que no se apercibió de que un tercer terrorista, Balbino Sáez Olarra, huía de la zona en otro Renault Clio blanco, que posteriormente abandonó en el mismo barrio de Vallecas con 40 kilos de explosivos en su interior.
La policía había mordido (localizado) a los supuestos terroristas a partir de los datos obtenidos de las investigaciones del atentado del pasado 1 de mayo junto al estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. Las pesquisas habían permitido centrar el dispositivo policial en el barrio de Vallecas, donde hace tres días hallaron un Clío blanco con las matrículas falsificadas y vieron a dos personas sospechosas, por lo que la policía puso el asunto en manos del titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, Guillermo Ruiz Polanco, según fuentes de la lucha antiterrorista.
Incidente
El viernes, tras conocer que había sido robado otro Renault Clio en el barrio de Aluche, en Madrid, la Guardia Civil se puso a buscarlo y lo encontró. Para enconces, un equipo de policía aguardaba a que alguien abordara dicho coche, ya vigilado, para seguirlo a fin de localizar a todo el grupo y su infraestructura. Durante su vigilancia, los policías se habían cruzado con los guardias civiles que hacían lo mismo. El último incidente entre ambos cuerpos se produjo en plena calle el domingo, cuando mutuamente se pidieron las identificaciones.
La interferencia fue comunicada a la Secretaría de Estado de Seguridad, cuyo titular, Pedro Morenés Eulate, ordenó este fin de semana a los mandos de la Guardia Civil que retiraran a sus subordinados de la zona, bajo jurisdicción de la policía, según la Ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero, ayer, la descoordinación o competencia entre cuerpos permitió la huida de un terrorista, pese a que el Ministerio del Interior insistió en que se trataba de una operación conjunta. 'Encontramos a los etarras y al coche y los detuvimos, sin descoordinación', indicaron fuentes de la Guardia Civil. 'Los teníamos vigilados y podíamos haberlos agarrado a todos si no se hubieran cruzado los de verde', decían fuentes de la Policía.
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