Unas negociaciones a ritmo tranquilo

Las cumbres suelen consistir en fotos de familias y declaraciones grandilocuentes que terminan generando pocos resultados prácticos. Ya lo saben los numerosos participantes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, Latinoamérica y el Caribe, que se celebrará en Madrid el viernes y sábados próximos. Por eso los mandatarios comunitarios intentarán exhibir logros concretos, en especial la conclusión de un acuerdo de asociación comercial con Chile.

El bloque suramericano pretende una zona sin barreras arancelarias con la Unión Europea desde el año 2005

Los Quince también buscarán avanzar en las negociaciones con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), pero ambos bloques difieren sobre los tiempos y las metas del futuro tratado. Mientras tanto, esperan comenzar las conversaciones con los países caribeños y lanzar un nuevo diálogo político y de cooperación con América Central y la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela). La UE exporta a Latinoamérica unos 54.500 millones de euros anuales (en su mayoría, maquinaria, material de transporte y químicos) e importa desde esta región por valor de 48.800 millones (principalmente, productos agrícolas). Los Quince son los mayores inversores extranjeros en la región, con 38.000 millones desembolsados en 2000.

El acuerdo con Chile, considerado por fuentes comunitarias como el más ambicioso e innovador jamás firmado por la UE, se cerró a fines del mes pasado entre el comisario europeo de Relaciones Exteriores, Chris Patten, y su par chilena, Soledad Alvear. El convenio incluye una zona de libre comercio de productos industriales, pesqueros y agrícolas. También se establecieron convenios sobre otras materias: protección de la denominación de origen de los vinos y otras bebidas alcohólicas, armonización de normas sanitarias y fitosanitarias, eliminación de burocracia aduanera, libre comercio de servicios e inversiones, tratamiento igualitario en las compras gubernamentales y reglas sobre competencia y propiedad intelectual.

Chile, que está negociando un pacto similar con Estados Unidos, le compra a la UE por valor de 3.460 millones de euros anuales (en su mayoría, maquinaria, equipos de transporte, productos químicos y manufacturas) y le vende por 5.113 millones (productos agrícolas, manufacturas, materias primas, bebidas y tabaco). España es el segundo mayor inversor extranjero en Chile, con aportaciones de 11.363 millones de euros en los últimos 27 años. Allí están Ebro Puleva, Pescanova, Telefónica, Endesa, OHL, Sacyr, Dragados, Ferrovial, Aguas de Barcelona, Iberdrola, Repsol YPF, SCH, BBVA y Mapfre.

La negociación con Mercosur, con una Argentina en suspensión de pagos, marcha más despacio. En la cumbre de Madrid, ambos bloques sellarán un convenio político (que incluye cláusulas en favor de la democracia y la seguridad jurídica), otro de cooperación y un tercero sobre facilitación de negocios, que contempla la homogeneización de normas aduaneras. Mercosur pretende más: que los jefes de Estado y de Gobierno definan las áreas que entrarán en la discusión sobre liberalización comercial, según una alta fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino.

El bloque suramericano sueña con una zona sin barreras al intercambio con la UE a partir de 2005, el mismo año en que debería nacer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con Estados Unidos a la cabeza. Los Quince, en cambio, evitan fijar fechas y prefieren hablar de apertura comercial progresiva. Mercosur también anhela la eliminación de los subsidios agrícolas europeos, de modo de competir en igualdad de condiciones, pero sabe que la UE sólo negociará esta cuestión en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), sobre todo después de que Estados Unidos reforzara esta semana las subvenciones a sus campesinos. De ahí que Mercosur se resigne a conseguir menores aranceles y mayores cuotas para sus productos del campo. Como telón de fondo de las conversaciones estará el presidente argentino, Eduardo Duhalde, en su desesperada búsqueda de ayuda de los países industrializados.