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Reportaje:

'Yo de mayor quiero ser alcalde de Madrid'

Un centenar de chavales pasan una jornada laboral con profesionales a los que algún día les gustaría emular

¿Hay alguien a quién le gustaría ser alcalde de Madrid, además de a José María Mendiluce, a Trinidad Jiménez o a Inés Sabanés? Pues sí. Eduardo Reigades tiene 16 años y asegura que, de mayor, le gustaría ser político, 'del PP', puntualiza, y realizar un trabajo como el de Álvarez del Manzano. Para comprobar si de verdad tiene el temple que hay que tener para aguantar varias horas de pie en actos oficiales y para repartir besos y saludos a todo el que se acerca, Eduardo pasó un día al lado del alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano. Se convirtió, literalmente, en su sombra.

Pero Eduardo no fue el único que se pegó como una lapa al profesional al que le gustaría emular de mayor. 100 chicos de entre 15 y 17 años participaron en una jornada que, organizada por la fundación Junior Achievment y patrocinada por el hotel Villamagna, acercó a los entresijos del mundo laboral a estos chavales, seleccionados de varios colegios privados y públicos.

Álvarez del Manzano confesó a un chico que él quiso ser bombero o misionero

Eduardo, vestido para la ocasión con traje de chaqueta y corbata, se despertó el pasado jueves muy temprano. Asistió con el alcalde a las primeras reuniones del día y a la revisión de todo el papeleo. Luego fue con Álvarez del Manzano a la presentación de los cursos de verano de la Universidad Complutense y se mojó, como le sucedió al alcalde, con la lluvia que cayó durante la izada de la bandera de la UE en la plaza de Colón. También viajó de un lado a otro con Álvarez del Manzano en su coche oficial. Luego comió con él y juntos regresaron al despacho de la plaza de la Villa. Y, a pesar del atracón político, a Eduardo la experiencia no le quitó el ánimo de dedicarse a la política en el futuro. 'Me gusta servir a los demás', sentencia con una seguridad pasmosa. Lo peor fueron los discursos que tuvo que escuchar a lo largo del día: 'Muy aburridos'.

Y el alcalde, para que el chaval no decayese, le dio algunos consejos: 'Esto es muy duro porque hay que tomar muchas decisiones. Si quieres llegar arriba, hay que formarse muy bien académicamente para no tener que depender de los demás'. Álvarez del Manzano confesó que él de pequeño no quería ser, ni de lejos, alcalde. 'Cuando era muy pequeño quería ser bombero o misionero, y luego, cuando fui un poco mayor, abogado, como mi padre', explicó el regidor. Eduardo describió con la ingenuidad propia de un chaval lo que es ser alcalde: 'Pues ir a actos oficiales y dejarse ver'.

Eduardo quiere ser político, y Cristina Fernández y Borja de Roda, médicos. En su visita al policlínico Nuestra Señora de América, estos chavales pudieron conocer el día a día de los profesionales sanitarios. 'Desde pequeño me habían gustado las ciencias naturales. Y nunca me ha dado miedo ir al médico', comenta Borja. Él quiere ser cirujano cardiovascular y a su compañera Cristina le atrae la pediatría. Ambos decidieron hace unos tres años lo que querían ser de mayores y ahora han podido comprobar cómo será su futuro. 'Es más o menos como nos lo imaginábamos', comentaron durante la visita.

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Los chicos pudieron darse una vuelta por la sala de radiología, la de resonancia magnética y el quirófano, sin duda el sitio que más ilusión les hizo visitar. La jefa de radiología del hospital, Inmaculada Ormazábal, hizo de maestra de ceremonias. La doctora les explicó todas la pruebas que se pueden hacer con los rayos X. Allí pudieron ver, sin que se les revolviesen las tripas, esófagos, estómagos y vejigas. Ya en el quirófano, los chicos asistieron a una operación en vivo. Una fractura de húmero les provocó verdadera emoción. Además, una de las enfermeras de quirófano, Yolanda Villa, se encargó de explicarles una de las partes más duras del trabajo en un hospital: las guardias. 'Hay que trabajar 24 horas seguidas'.

Los chicos parecieron decaer en su entusiasmo. 'No hace falta ser nada especial para ser médico, lo único que hay que hacer es estudiar mucho. Sin embargo, yo quiero quitarles de la cabeza que hagan medicina porque es una profesión muy esclava y muy desagradecida', bromeó la jefa de radiología.

Mientras Borja y Cristina visitaban el hospital Nuestra Señora de América, en la otra punta de Madrid, dos chicas acudían a las oficinas de 13 Producciones, representantes de la actriz Antonia San Juan. Tamara Suárez, de 16 años, y Natalia García, de 18, quieren ser productora y directora de cine, respectivamente. Natalia siempre ha querido dedicarse al cine, desde 'muy pequeña', recuerda. 'Me gustaría hacer una película que hiciera pensar y donde los personajes estuvieran muy marcados', afirma.

Tamara, de 16 años, no lo ha tenido siempre tan claro como su compañera. 'Yo he querido ser muchas cosas: periodista, guía turístico... Pero desde hace dos años me atrae mucho el mundo de cine y la televisión'. Ambas reconocieron que todo lo que les explicaba el director de 13 Producciones, Pedro Giráldez, era nuevo para ellas. 'Ninguna teníamos ni idea de cómo era esto. Lo que más nos ha sorprendido es la cantidad de dinero que hace falta para hacer una película', explica Natalia.

Las chicas pudieron conocer cómo se hace una película con un ejemplo real: El libreto de producción del largometraje Los caminos del deseo, dirigido y protagonizado por Antonia San Juan. Por la tarde visitaron el laboratorio de Fotofilm, donde se revela la práctica totalidad de las cintas españolas. Tamara y Natalia descubrieron también la cantidad de gente que se necesita para hacer un largometraje. Pedro Giráldez les explicó que en la última película de James Bond había 200 auxiliares de producción.

Después de la clase de Giráldez, Tamara ya no tenía dudas sobre su futuro. 'Lo tengo clarísimo, si tenía alguna duda, ya se me han quitado', concluyó tras la visita.

Alejandro Acebedo, que pasó el día con la veterinaria del Zoo de Madrid tuvo un día mucho más movido: 'Me han cagado tres pájaros, me ha meado un león y me ha picado un águila real'. A pesar de los avatares, este chaval, que estudia en el colegio público Beatriz Galindo, tampoco se dejó desanimar. 'Yo, de mayor, veterinario', sentenció. Durante toda la jornada, Alejandro ayudó a curar a un elefante herido, anilló a unos pájaros y comió con los empleados del zoo.

Al final del día, todos los chavales se reunieron en el hotel Villamagna para comentar la jornada. Y, todos, menos Alejandro, acudieron al acto en traje y encorbatados. 'Soy el único que no ha venido con chaqueta y corbata y me da un poco de cosa, pero digo yo que no voy a ir con traje al zoológico...', afirmó, mientras miraba de reojo a sus compañeros.

Muchos ejecutivos y un trabajador social

La mayoría de los chavales que participaron en la jornada que organizó Junior Achievement, pasaron el día con empresarios. Algunos, con directores de empresas, otros con altos ejecutivos y, el resto, con analistas financieros. Y los que pasaron el día pegados a los yuppies, quedaron fascinados por el mundo de las reuniones en inglés, del manejo de grandes cantidades de dinero y de los viajes de trabajo por todo el mundo. A alguno, incluso, le dejaron opinar en las grandes reuniones. 'Me han explicado cómo evalúan a las empresas, cómo cotizan en Bolsa, también me han llevado a una fábrica para ver cómo se hace la producción...', explicaba con entusiasmo Jaime, que estuvo todo el día en el Grupo Uralita y que no duda de que, en unos años, estudiará la carrera de Empresariales. 'Hoy en Bolsa la empresa ha caído un poco, pero bueno...', se excusaba. Entre tanto futuro ejecutivo, sólo hubo un chaval, Juan, entre los 100 que participaron, que se decantó por ver cómo trabaja una organización sin ánimo de lucro: Cooperación Internacional. Juan, incluso, hizo él solo un proyecto sobre cómo ayudar a personas con una discapacidad física.

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