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Columna
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Mendigando ideas

No se entiende cómo, si es indiscutible su liderazgo, Manuel Chaves se resiste a ejercerlo y prefiere ponerse a mendigar ideas justo a la mitad de la legislatura. Se esperaba que el miércoles, ante el Parlamento, el presidente andaluz acabase de precisar qué entiende por segunda modernización y detallara qué hará para cumplir su promesa de situar a Andalucía, dentro de diecinueve años, entre las veinte primeras regiones europeas: infraestructuras, presupuestos educativos, reformas administrativas...

Pero Chaves optó por volver a desgranar el rosario en el que ha ido engarzando una serie de conceptos prestigiosos, un manojo de palabras que, con tanto manoseo, está convirtiendo en lugares comunes: nuevas tecnologías, sociedad del conocimiento, sostenibilidad, mujeres, Europa, la cultura como elemento estratégico, inmigración...

Es incomprensible que Chaves se haya tomado once meses para repetir casi lo mismo que dijo el año pasado. Una de dos: o no tiene prisa o pretende acompasar con el calendario electoral los nuevos foros y debates que anunció. Es además paradójico que pregone una 'movilización' y lo haga a través de una comparecencia parlamentaria que no fue televisada. Internet no basta: sólo hay que darse un paseo por la web de la segunda modernización para comprobar lo poco que está dando de sí.

No es fácil movilizar una sociedad en la que el 53,3% de los ciudadanos cree que no hay ningún partido político honesto, según afirmaba una reciente encuesta. Pero, además, quizá sea innecesario: en los países de nuestro entorno los problemas de desarrollo se afrontan sólo con proyectos y energía política.

Sin duda tiene razón el profesor Díaz Nosty cuando considera que este proceso es más retórico que estratégico y señala el precedente de la 'California europea' de Rodríguez de la Borbolla. La diferencia estaría en los estilos de ambos gobernantes: mientras Pepote con sobriedad, se limitaba a esbozar un eslogan, Chaves lo envuelve con un desbordante aparato escenográfico, páginas web, foros y debates.

Pero, a veces, la retórica funciona como un bumerán. Ante el Parlamento, Chaves afirmó que es necesario valorar las cualidades que acompañan al espíritu emprendedor: 'La valoración del prestigio y la inteligencia', 'la búsqueda de la calidad y la excelencia'... Sin duda tiene razón, aunque cabe preguntarse por qué no aplica él mismo estos principios a la hora de elegir a los miembros de su Gobierno o a la Ejecutiva del PSOE-A.

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Puede que éste sea el problema: más que modernizar la sociedad -que, de por sí, presenta bastantes rasgos propios de la modernidad-, quizá le valdría comenzar modernizando su Gobierno y su partido. ¿Alguien se imagina una gran empresa andaluza -que las hay: Abengoa, por ejemplo- con un consejo de administración formado por Carmele Hermosín, Viera, Zarrías y los andalucistas Ortega y Ortega? ¿Parecería una broma o, más bien, una pesadilla?

Chaves sólo tiene una forma de demostrar que lo de la modernización no es humo ni retórica: asumir él mismo los valores que predica.

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