¿Por qué te enfadas, ciudadano?
Ayer leí sonriendo el enfado que le produjo al señor Guelbenzu la espera que tuvo que soportar dentro de su coche mientras miles de ciudadanos practicaban su deporte favorito, la carrera de fondo. Su respuesta fuera de tono, a mi juicio, para un intelectual ha sido insultar a los corredores populares aprovechándose de la inigualable tribuna que tiene en las páginas de cultura del diario EL PAÍS.
Sin embargo, la sonrisa se me ha congelado y se me ha encogido el corazón al ver cómo otro enfadado conductor de coche en México arrollaba a unos niños que por lo visto le hacían pararse todos los días un ratito cuando iban a la escuela haciendo un pequeño ejercicio en la calle, resultando dos niños muertos y algunos heridos.
Ahora que el señor Guelbenzu estará más tranquilo, podía hacer un esfuerzo intelectual y reflexionar sobre el por qué genera tanta agresividad el estar sentado al volante de un coche un rato aunque el motivo de tu espera sean unos ciudadanos haciendo deporte o unos niños jugando.
¡No te enfades, ciudadano! ¡Sé feliz!-
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