Arte sobre patines a ritmo de 'funky'

La Xbox de Microsoft está recogiendo la evolución de los frutos de la extinta Dreamcast, la máquina que retiró a Sega. Jet Set Radio Future es la segunda parte del juego de mismo nombre aparecido para Dreamcast, pero con tantas mejoras que se hace imprescindible volver. La misión del jugador es cumplir retos urbanos, como la creación de grafittis, participar en carreras y descubrir algún que otro secreto, montado sobre unos modernos patines en línea.

La idea es original y muy acorde con los gustos de la juventud del siglo XXI. Pero es en su puesta en escena donde Smilebit saca a relucir un sentido especial para crear juegos redondos en los que la música, el control sobre los personajes, los escenarios y la temática forman un todo que prácticamente no admite crítica. El usuario se convierte en miembro de una pandilla callejera llamada GG dispuesta a liberar la gris alma de Tokio con sus sprays multicolores. El grupo industrial Rokkaku tiene a la policía como aliado para acabar con las aspiraciones de las bandas callejeras. No dudarán en usar la fuerza para aplacar la especial forma de entender el arte de las pandillas.

La acción se desarrolla de forma lineal y los retos son cada vez más complicados. A medida que se avanza se descubren nuevos escenarios y más bandas que compiten por las zonas de la ciudad. Pueden jugar hasta cuatro personas simultáneamente con una sola consola en partidas de capturar la bandera, carreras o concursos de grafittis.

Todo en el juego se mueve a ritmo de funky, techno y pop con canciones genuinas creadas para la ocasión. Si dejamos a los patinadores por su cuenta éstos se enfrascan en un baile frenético y perfectamente coordinado en el que parecen participar incluso los pájaros postrados alrededor de la acción.

La excelente apariencia de dibujo animado de los escenarios está conseguida gracias a reforzar las sombras con colores sólidos y resiguiendo el contorno de los objetos en movimiento con trazos negros en una técnica llamada cell shading. La ambientación está compuesta por cantidades ingentes de peatones y vehículos que consumen su rutina diaria. Los textos están en castellano, aunque no el doblaje, pero la comprensión de los retos está garantizada.