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Núria Espert se acerca al cabaré con el arte de Bertolt Brecht y Kurt Weill

La actriz presenta en La Abadía 'Una hora de poemas y canciones'

Jesús Ruiz Mantilla

Canciones con contrastes, poemas de la calle, textos de amor, mensajes de tristeza, una hora íntima entre Núria Espert y el público que acuda al teatro de La Abadía de Madrid, entre hoy y el día 26, a revivir el Berlín cabaretero, humeante, gris y violento de los años treinta. Lo hace de la mano de dos de sus protagonistas, luego perseguidos y arrojados al exilio: el escritor Bertolt Brecht, regenerador del teatro europeo, y el músico Kurt Weill, genio de la contemporaneidad, autor de músicas vivas hoy en la memoria, sirven a la actriz para montar su espectáculo Una hora de poemas y canciones.

'La obra de ambos es inmensa. Aquí he tratado de que se plasmen momentos significativos de la obra de Brecht y de la inspiración de Weill', cuenta la actriz, que llega por primera vez al teatro que dirige José Luis Gómez. 'Es el lugar perfecto para este espectáculo, aquí se puede conseguir un grado de intimidad con el público que no existe en los teatros grandes'.

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Núria Espert se ha presentado en la sala desde la calle con un manto béis para resguardarse de la lluvia. En el camerino se le ilumina el rostro blanco y sonríe lo justo, con la medida de las grandes divas. Habla con esa voz que la ha hecho famosa, con la que ha agradecido los más de 150 premios internacionales que ha ganado a lo largo de su carrera y que se convierte en un lujo sin precio cuando se escucha en la intimidad. Mide sus palabras y no elude los temas espinosos pero antes comenta el espectáculo.

'Los textos, más que duros, invitan a la reflexión, a la esperanza, y están llenos de ese sentido del humor negro y duro que tenía Brecht'. Fue una pareja bien avenida, de puro entendimiento común, cuya creatividad dio origen a canciones como Mack, the knife o a la ópera Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, obras de un dúo al que le tocó vivir tiempos dramáticos: 'El exilio, que es una cosa tremenda. No estar en tu patria crea todo tipo de sentimientos encontrados, también de culpabilidad'. Espert ha elegido poemas abiertos. 'Los hay más oscuros, más luminosos, todos están vividos por personajes teatrales', cuenta quien ha elegido recitar y cantar en escena acompañada al piano por Pedro Navarrete.

'Hablan de cómo se hace perdurar un mundo injusto, cómo machacar al de abajo, no escuchar las voces de quienes protestan, de un mundo ordenado capaz de aberraciones como el nazismo, los genocidios a los ojos del espectador y de los personajes, que son víctimas, que son mujeres tiernas y putas abandonadas', asegura Espert, entre reivindicativa y emocionada. Son canciones conocidas. 'Cuando suenan, un mundo y una época reviven'. Es ésa de los cabarés, perfumada con un cierto vicio, desmelenada, tensa. Hoy también el cabaré está de moda. 'Me alegro porque es un género de los más ricos de los últimos tiempos, con esa libertad pura que da el teatro y lleno de desvergüenza. El cabaré enriquece las ciudades con un soplo de libertad', señala Espert.

El riesgo a solas

Y un género arriesgado en el escenario, porque implica soledad y oficio. 'Hay que tener un plan para hacer estas cosas. El de Una hora de poemas y canciones es éste: hablar de las cosas importantes sin solemnidad, utilizando la oscuridad como si estuviéramos a plena luz y con la música como una correa de transmisión para hacer directa la comunicación'.

Espert piensa todavía en seguir dando guerra. Este año, aparte de este espectáculo, está con una gira de Medea que acabará en junio en Atenas: 'Seguiré mientras el trabajo me dé placer y yo sienta que doy placer al público. En esta profesión te retiran el aburrimiento, la falta de memoria y el público', afirma, y ella está dispuesta a seguir y a aportar ideas para superar eternas crisis. 'Hacen falta muchas cosas para revitalizar el teatro', cuenta. 'En Madrid, por ejemplo, para estar a la altura de Barcelona, se necesitan 20 teatros más abiertos, para empezar'. Y para que tome nota, por ejemplo, su hija Alicia Moreno, consejera del Gobierno autónomo, a la que, amor de madre, salva de la quema: 'Ella va a abrir dos', matiza.

Pide acción. 'Hay que empujar entre todos. Nosotros, los profesionales, tenemos que hacer buen teatro, pero a nuestro esfuerzo tiene que responder esa burguesía ilustrada en la que está nuestro público principal y esa juventud que dicen que es la mejor preparada de la historia'.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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