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La legalización del PSUC

El pasado 2 de mayo hizo 25 años que el PSUC fue legalizado, tras casi 40 años de resistencia y lucha clandestina contra la dictadura franquista.

La legalización se produjo cuando ya hacía meses que eran legales socialistas y convergentes. Incluso el PCE había sido legalizado el 9 de abril. Y aunque no se dio ninguna explicación oficial, no cabe duda de que el retraso de la legalización del PSUC respecto a la del PCE se debió a la reacción contra éste de los elementos más ultras del Gobierno y de las organizaciones franquistas en descomposición. El ministro de Marina, Almirante Pita da Veiga, presentó la dimisión. El Consejo Superior del Ejército de Tierra publicó un comunicado de repulsa, y los denominados irónicamente 'Siete Magníficos' (Fraga, López Rodó y los otros promotores de Alianza Popular) desencadenaron una campaña pública calificando la medida de golpe de Estado y de traición del Gobierno y llamando al ejército a impedir su aplicación.

El local de Ciutat fue registrado como Promotora Social Urbana de Cataluña

Pero los comunistas éramos la fuerza principal de la oposición antifranquista, y la credibilidad de las promesas de reforma democrática que el presidente Suárez proclamaba dependía de que se legalizasen también los comunistas, por lo que Suárez mantuvo su decisión del 9 de abril y la amplió el 2 de mayo al PSUC, cuya organización e influencia en Cataluña eran notorias. Al enterarnos de lo publicado por el Boletín Oficial del Estado el 2 de mayo, colocamos en el balcón en la calle de Ciutat (que habíamos legalizado como sede de la 'Promotora Social Urbana de Cataluña' -PSUC-) un gran rótulo del partido y tres banderas rojas intercaladas entre otras tantas catalanas.

La noticia se extendió rápidamente por la ciudad y, por la tarde, a pesar de que llovía a cántaros, millares de militantes y simpatizantes vinieron a ver el recién estrenado rótulo del PSUC y ocuparon la calle de Ciutat y las plazas de Sant Miquel y Sant Jaume. Desde el balcón del local y bajo un paraguas intenté hablar a los que estaban más cercanos, pero era evidente que no me oían y que preferían expresar su alegría con gritos y canciones, por lo que decidimos bajar a la calle a cantar con ellos.

Por la mañana, habíamos entregado a los medios de comunicación una declaración, que decía entre otras cosas: 'La legalización del PSUC supone para nosotros la salida de un largo túnel cuya travesía comportó esfuerzos inmensos. Por eso, en ese momento recordamos a los que cayeron en el camino y lo celebramos como una merecida victoria de su lucha y su sacrificio. Estoy seguro de que el PSUC sabrá hacer de su legalidad un soporte para impulsar la acción en defensa de los derechos de los trabajadores, las libertades nacionales de Cataluña, la democracia y el socialismo'.

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En los días siguientes, el PSUC aprovechó a fondo la legalidad conquistada. El 8 de mayo más de 100.000 personas acudieron a la primera fiesta legal, celebrada en el camping de Gavà La Tortuga Ligera, en la que millares de luchadores veteranos celebraron emocionados su primer reencuentro en libertad tras cerca de 40 años de persecuciones, exilios y clandestinidades. El 9 de mayo, en Barcelona, más de 50.000 personas se apiñaron en el Palacio de Deportes y en sus alrededores durante el primer mitin legal organizado por el comité central. Y al mitin de cierre de la campaña electoral, celebrado en el parque de la Ciutadella, al que vino Santiago Carrillo, asistieron más de 200.000 personas.

El 15 de junio, las candidaturas del PSUC obtuvieron 562.758 votos, más del 18% de total, lo que supuso la elección de ocho diputados. Las Cortes tuvieron carácter constituyente, se alcanzaron las libertades fundamentales y la autonomía de las nacionalidades, objetivos principales del PSUC desde la pérdida de la guerra.

No se consiguió la ruptura democrática ni el Gobierno provisional unitario que preconizábamos para sustituir a la Administración dictatorial y presidir el periodo de transición, en el que debía decidirse democráticamente el carácter del nuevo régimen y elegirse los nuevos gobernantes a todos los niveles. Y es historia que la relación de fuerzas tras las elecciones, la evolución política internacional y carencias o errores propios limitaron la fuerza y la influencia de los comunistas en general y de los catalanes en particular.

Todo indica, no obstante, que la lucha del PSUC antes y después del 2 de mayo de 1977 contribuyó decisivamente a la conquista de la democracia -que en el futuro habrá de ser participativa, además de electoral-, indispensable para construir el mundo diferente a que aspiramos los comunistas y millones de ciudadanos de todos los países, cuyos esfuerzos acabarán abriéndose camino.

Gregorio López Raimundo, ex secretario general del PSUC

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