'Hemos superado una gran presión'

La locura se desató en La Rosaleda, donde cientos de aficionados valencianistas invadieron el campo cuanto Pérez Burrull pitó el final del encuentro. La policía no pudo contener el ímpetu de los hinchas, que se abalanzaron sobre los jugadores mientras éstos se abrazaban entre sí.

A duras penas los futbolistas del Valencia pudieron entrar en los vestuarios. Pero, cinco minutos después, con el césped abarrotado de aficionados, la plantilla salió de nuevo al campo con la intención de dar una vuelta de honor. La vuelta del campeón. Fue imposible. 'Esto está muy alterado', comentó Baraja mientras a unos metros Albelda era subido a hombros por una multitud exaltada que trataba de arrancarle la camiseta y quitarle los calzones.

En el guirigay apareció el presidente del Valencia, Jaime Ortí, zarandeado por la gente, la mayoría adolescentes o jóvenes que aún no había nacido en 1971. 'La Liga se la dedico a mi novia, que sufre más que yo. Ya estaba bien de sufrir', aseveró Albelda todavía en el césped; 'hemos superado una gran presión, demostrando que somos superiores a los demás. Hemos matado la Liga a la primera. Esta vez no se nos ha escapado. Han sido demasiados traspiés en los últimos años: las finales de la Liga de Campeones, aquel gol de Rivaldo que nos privó de jugar la Champions esta temporada, la marcha de algunos jugadores... Hemos llevado la presión de maravilla'.

En un minuto, Albelda resumió las últimas campañas del conjunto valencianista. Y lo hizo con una masa de seguidores tirándole el aliento en el cogote. Fue imposible frenar a cientos de camisetas naranjas y blancas. Un guardia de seguridad fue agredido por un exaltado que salió pitando.

'Estaba convencido de que íbamos a ganar la Liga', dijo Rafa Benítez, el técnico del Valencia, que se despidió en valenciano: '¡Amunt València!'. 'Hemos despertado después de 31 años', concluyó Ortí.