Democracia 'on line' en el Reino Unido
Las elecciones municipales estrenan el voto por Internet y por teléfono
La democracia digital ha llegado ya al Reino Unido, el primer país del mundo que pone en marcha una experiencia piloto para introducir el voto del siglo XXI en su sistema electoral. Más de 2,5 millones de personas pudieron ayer utilizar las innovaciones electorales a prueba, que oscilan desde el simple voto por teléfono de teclas hasta el voto por Internet, los mensajes telefónicos, el voto electrónico y el sencillo sistema de que sólo se pueda votar por correo. Pese a parecer arcaico, este último es el primero que ha demostrado su eficacia, provocando un aumento espectacular de la participación.
Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. Todo vale para acabar con la apatía del electorado. La vida moderna permite traer la urna a casa para los más perezosos, transportarla al supermercado, a la biblioteca o llevarla en el bolsillo: el teléfono móvil. 'El objetivo es que la gente tenga varios canales para votar y elija el que le es más cómodo', explica con entusiasmo un funcionario del Ministerio de Transportes, Gobierno Local y Regiones (DTLR). El Gobierno espera aplicar el sistema de manera generalizada tras las elecciones legislativas de 2006.
'El objetivo es que la gente tenga varios canales para votar y elija el más cómodo', explica un funcionario
La primera gran prueba fue ayer, aprovechando las municipales parciales de cada año: una treintena de ciudades y 2,5 millones de electores de los 22 millones llamados a las urnas participaron en la experiencia, la primera del mundo, aseguran los británicos, aunque reconocen que el voto por Internet se utilizó ya en unas primarias del Partido Demócrata en Arizona en marzo de 2000.
En 6 zonas, incluidos barrios de Liverpool y Sheffield, los electores pudieron votar on line; en 13, sólo por correo, y en 16 había también voto electrónico. El voto electrónico obliga al elector a votar en el colegio electoral, pero tiene la ventaja de acelerar el recuento de la votación. Más llamativas son las votaciones en línea: por Internet, teléfono de teclas o mensajes a través de teléfono. Todas tienen un sistema de funcionamiento más o menos común, con variaciones según el medio o el municipio.
En síntesis, el municipio envía a los electores dos datos individuales junto a su papeleta de votación: una palabra clave y un código PIN. El envío se puede hacer de manera conjunta o por separado para acentuar las precauciones de seguridad. El votante debe entrar en la página de Internet indicada o llamar al teléfono correspondiente e introducir su código secreto y el PIN siguiendo las instrucciones del ordenador o el teléfono. Accederá entonces al menú de la votación y tendrá oportunidad de corregir su elección antes de darla por definitiva.
Los electores que elijan Internet podrán votar desde cualquier ordenador personal o acudir a los centros de votación instalados por los ayuntamientos para quienes no tengan PC o así lo prefieran. Ayer, esos centros estaban en supermercados, bibliotecas y en los colegios electorales.
¿Y la seguridad? 'En los colegios electorales hay ordenadores que permiten comprobar que ningún votante manual ha votado antes on line y evitar que pueda hacerlo luego'. ¿Qué garantías tiene un sistema en el que no hay representantes de los partidos controlando la votación? 'En cada ayuntamiento hay un jefe ejecutivo con autoridad propia y con derecho a utilizar varios tipos de medidas que le permiten controlar lo que ocurre'.
El sistema quizá ofrezca garantías suficientes en materia de seguridad y eficacia, pero ¿puede garantizar el carácter secreto del voto? Votar desde casa con el marido al lado puede restar independencia a las mujeres menos emancipadas o a los ancianos. ¿Y cómo se garantiza el secreto si el voto queda registrado en un ordenador? 'Ningún sistema es perfecto al 100%, tampoco el actual', admite el funcionario.
Curiosamente, la innovación, que ya ha dado resultados espectaculares, no es tecnológica, es pura logística. En 13 ciudades sólo se pudo votar por correo. Hasta el día 1 la participación había aumentado entre un 33% y un 100%. A los británicos quizá les cueste ir a votar, pero les encanta enviar cartas.
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