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Reportaje:

El selecto ladrón

Un economista robó libros antiguos de gran valor en bibliotecas británicas

De la Universidad de Cambridge a la cárcel. William Jacques, de 32 años, ha añadido un nuevo título a su licenciatura de Economía y doctorado en Arte. Se ha ganado el apodo de tome raider (atracador de tomos) que le garantiza una prolongada estancia entre rejas. Todavía no se han precisado los pormenores de la sentencia, pero Jacques ha sido considerado culpable por el juez que ha ordenado su ingreso en prisión y ha anunciado que el acusado deberá resarcir a la entidades que han padecido sus robos.

Jacques acumuló 412 libros y documentos, entre ellos primeras ediciones y ejemplares raros, valorados en 1,1 millones de libras (cerca de dos millones de euros). Estos valiosos títulos procedían de la British Library y la London Library, además del fondo común de su antigua universidad.

'Ha saqueado las colecciones históricas de nuestras principales bibliotecas', aseguró el fiscal

Entre el botín se descubrieron obras de Galileo, Sidereus nuncius y Dialogo, publicadas en el siglo XVII; dos ejemplares de Principia Mathematica, de Isaac Newton, Opticks y Los principios matemáticos de la filosofía natural, del mismo autor, además de obras de Malthus, una edición de 1637 del Discurso del método, de Descartes, valorada en 50.000 euros, y títulos de otros pensadores del pasado. 'Ha saqueado las colecciones históricas de nuestras principales bibliotecas', señaló el fiscal Karim Kahlil durante las sesiones judiciales.

Contable de profesión y residente en Londres, Jacques se hacía valer de su título universitario o pretendía estar investigando para lograr acceso a bibliotecas, como la sede central de la British Library, que están vetadas al público no especializado. Actuó sin levantar sospechas desde 1994 hasta 1999, haciéndose en este periodo con un total 412 obras excepcionales.

El tome raider consiguió vender algunos volúmenes a anticuarios y casas de subasta mientras que preservaba el resto de su alijo en depósitos de seguridad de cuatro entidades bancarias del Reino Unido. Entre las empresas a las que ofreció las reliquias, la prensa británica menciona las oficinas de Christie's y Bloomsbury Book Auctions, en Londres, y Zisska & Kistner y Galería Gerda Bassenger, en Berlín.

La alarma saltó en febrero de 1999 cuando un marchante londinense especializado en incunables, Pickering & Chatto, observó irregularidades en una primera edición de Pure Logic of Quality, de William Stanley Jevons. El sello de una biblioteca se había removido. Las investigaciones condujeron hasta Jacques, quien se proclamó inocente al ser interrogado por la policía. Alegó que había comprado el libro a un 'tipo desaliñado' en el popular mercadillo londinense de Portobello. El presunto vendedor nunca fue localizado.

Los detectives encargados del caso describen a Jacques como 'educado y arrogante'. Y, durante el juicio, el fiscal le tildó de ladrón profesional que 'se esconde bajo la capa de respetabilidad'. 'No estamos hablando del manual de derecho del año pasado', expuso Khalil en referencia quizá a posibles hurtos estudiantiles, 'nos remontamos cientos de años'. 'Este hombre brillante', continuó el fiscal, 'quería hacerse con una pila de dinero robando sistemáticamente' de las bibliotecas públicas.

Los días inmediatos a la detención también están cargados de sorpresas. Tras prestar declaración y responder al interrogatorio, Jacques se escapó del Reino Unido rumbo a Cuba. Dejó atrás una nota a su abogado con indicaciones sobre los depósitos de seguridad donde había almacenado los volúmenes robados. En las cajas se encontraron 64 libros antiguos, papeles amarillos y otros instrumentos con los que había eliminado y falsificado los sellos de identidad de las bibliotecas.

También se descubrieron datos de cuentas bancarias, incluida una en Gibraltar, cuyos fondos, por un total aproximado a los 480.000 euros, habían sido transferidos a Cuba. Jacques regresó poco después a Londres, en un decisión que ni la policía ni la fiscalía aciertan a interpretar. Su objetivo estaba al alcance de la mano. El licenciado de Cambridge concluía así su carrera profesional de crimen de alta alcurnia y dirigía sus pasos a un penal británico.

William Jacques.
William Jacques.THE TIMES-FLASH PRESS

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