EE UU: inversión con fundamentos
La reactivación que se observa en la economía estadounidense está apoyada en la necesidad de reconstruir inventarios, pero la sostenibilidad de la misma en el medio plazo requiere de un aumento de la inversión privada. Después de que las empresas experimentasen en 2001 la mayor caída de beneficios de los últimos 20 años, y ante el exceso de capacidad instalada, las previsiones son cautelosas, incluso después de observar su incipiente recuperación en algunos sectores, como ordenadores y transporte. Las expectativas sobre beneficios son la clave para que suba la inversión, pero hay factores que pueden actuar como soportes.
En primer lugar, las ganancias de productividad que han hecho que EE UU pueda crecer de forma sostenida a un ritmo ligeramente superior al 3%, no parecen estar agotadas. El diferencial tecnológico entre los equipos más productivos y la media de los equipos utilizados no sólo no se ha reducido, sino que está aumentando; esto es, el choque tecnológico no parece que esté totalmente incorporado en la práctica. De hecho, este diferencial se ha revelado como una variable significativa para explicar el crecimiento de la productividad y apoya la posibilidad de que ésta siga aumentando, de forma generalizada, en todos los sectores de la economía.
La inversión tiene soportes en el diferencial tecnológico aún pendiente y en la necesidad de reposición de algunos activos
En segundo lugar, en los últimos años se ha producido un cambio en la composición del capital a favor de activos con una tasa de depreciación más elevada, lo que lleva asociada la necesidad de reponer capital más rápidamente para evitar su obsolescencia. Desde 1990, la inversión en tecnología de información y comunicación ha aumentado su participación en el total de la inversión en equipo y software en 23 puntos porcentuales hasta constituir la mitad del total. En el resto, la inversión en equipos industriales es la que ha perdido mayor peso, casi 10 puntos porcentuales, hasta situarse hoy en el 15% del total. Este cambio tiene repercusiones interesantes, ya que mientras la depreciación media de los equipos fue del 13% en 2001, en los ordenadores esta tasa se triplicó: estos últimos se reemplazan cada tres años. Además, este desplazamiento de la inversión se ha producido hacia los activos que más han reducido su precio. Así, los precios de los ordenadores se han reducido a la décima parte en la última década, mientras que los de los equipos industriales o los del transporte se han elevado un 20%.
La separación entre activos, considerando sus correspondientes tasas de depreciación y sus precios relativos permite explicar en buena parte el crecimiento de la inversión durante la última expansión económica. Ahora, tras un periodo de notable ajuste, estos factores pueden volver a convertirse en impulsores del gasto en capital.
Mayte Ledo es economista jefe para OCDE y Mercados del Servicio de Estudios del BBVA.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.