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Zaplana estudia llevar el aeropuerto a Sagunto y reparar la costa de l'Horta

El proyecto altera el trazado de la autopista para urbanizar la playa al norte de Valencia

El Consell estudia la posibilidad de acompañar la aprobación de la esperada ley de ordenación del territorio, prevista para el próximo mes de septiembre, con una serie de actuaciones contundentes, entre ellas, un espectacular proyecto para recuperar la costa entre Sagunto y Valencia que se extendería hasta Cullera. La propuesta consiste en desplazar el trazado de la autopista hacia el interior para liberar la primera línea de playa y permitir su aprovechamiento turístico. También sugiere trasladar el aeropuerto para convertir Sagunto en un gran centro logístico.

Eduardo Zaplana anunció en septiembre de 1998 la inminente redacción de una ley de ordenación del territorio destinada a garantizar una aprovechamiento sostenible del suelo en la Comunidad Valenciana. La compleja elaboración de la norma se ha arrastrado durante años, pero el presidente de la Generalitat estudia la posibilidad de convertir su aprobación en el momento de apertura de la campaña electoral para las próximas elecciones autonómicas.

José Ramón García Antón, consejero de Obras Públicas, requirió hace años los servicios de un prestigioso gabinete de expertos para analizar los usos actuales del territorio valenciano y estudiar posibles mejoras. Como resultado se encontró con una propuesta espectacular que propone acciones de fuerza sobre la costa más próxima a la ciudad de Valencia. Un sueño que ofrece toda una serie de argumentos para sostener una campaña electoral, o varias.

Una de las mayores potencias que entraña el territorio valenciano son sus playas, pero sólo son eficaces para su aprovechamiento turístico las urbanas. La costa al norte de Valencia, hasta Sagunto, está claramente desaprovechada debido a su caótica urbanización y, sobre todo, a la proximidad de la autopista, que constituye una auténtica barrera disuasoria.

El proyecto sometido originalmente a García Antón y posteriormente trasladado a Zaplana sugiere convertir Sagunto en un gran centro logístico. El puerto de Sagunto se ampliaría para acoger el tráfico de contenedores que actualmente recalan en Valencia. La Zona de Actividades Logísticas del puerto, proyectada en Valencia, se trasladaría a los terrenos de titularidad pública próximos al nuevo puerto ampliado.

El núcleo logístico se completaría con un nuevo aeropuerto que sustituiría al de Manises.Los laterales de la vía de conexión entre Sagunto y Valencia se convertirían en un gran escaparate para las principales firmas internacionales asentadas en suelo valenciano, del mismo modo que la conexión entre Barajas y Madrid acoge un continuo de sedes de grandes empresas.

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Esa vía discurriría a centenres de metros de la playa y liberaría la primera línea que permanece virgen salvo en algunos enclaves aislados. La posibilidad de actuar sobre kilómetros de costa, de acuerdo con los restrictivos criterios que prevé la nueva ley de ordenación del territorio, permitiría su aprovechamiento de acuerdo con criterios sostenibles y convertiría la ciudad de Valencia en una potencia turística.

El puerto de Valencia sería transformado en sede permanente de grandes yates y escala obligada para grandes cruceros de lujo. Las iniciativas que baraja el Ayuntamiento de la capital para recuperar los viejos almacenes y tinglados del puerto serían complementarios con los nuevos usos de la dársena, que disfrutaría de una especialización que resulta tremendamente rentable, según los responsables del proyecto.

La propia Ciutat de les Arts y les Ciències cobraría verdadera solvencia como atractivo turístico y podría recuperar una viabilidad económica que ahora parece complicada.

La propuesta original apostaba por situar la Feria de Valencia aproximadamente en la zona donde se prevé ahora la Zona de Actividades Logísticas y situar en ese punto la estación de llegada del futuro tren de alta velocidad. El eje entre la nueva estación y el centro histórico de la ciudad se desarrollaría de forma casi natural para culminar el acercamiento de Valencia al mar.

Las actuaciones previstas hacia el sur de la ciudad tendrían mucho menos impacto, puesto que afectan al parque natural de El Saler y el entorno de L'Albufera. El proyecto prevé el acondicionamiento de un paseo litoral, para peatones o ciclistas, hasta Cullera, para posibilitar el disfrute del parque. Y una nueva concepción de L'Albufera que permita al gran público acceder a su gran riqueza ecológica, otro potencial en desuso en la actualidad.

'Ruta Azul'

Los redactores del proyecto están convencidos de que se pagaría solo. El coste de las expropiaciones y de la construcción de todas las infraestructuras previstas se compensaría con los beneficios del aprovechamiento de los kilómetros de playa liberados. Naturalmente, solo grandes instituciones financieras podrían asumir tales inversiones.

La ejecución de tal sueño ha sido seriamente considerada por el presidente de la Generalitat, según fuentes próximas al proyecto. Un gabinete de comunicación ha sugerido incluso alguna denominación genérica para el conjunto de actuaciones como Ruta Azul. Y, según las mismas fuentes, el mismo gabiente pulsa la disposición de grandes inversores a involucrarse en el proyecto, sobre todo grandes bancos europeos.

De momento, el presidente mantiene un hermetismo absoluto sobre el asunto mientras despeja las dudas sobre su viabilidad y topa con un aparato burocrático que sólo subraya los incovenientes de una intervención de semejante calado.

Poderosos descontentos

La ley de ordenación del territorio ha superado los preceptivos informes del Consejo Económico y Social y del Consejo Jurídico Consultivo pero no acaba de llegar a una reunión plenaria del Consell para ser remitida a las Cortes. Una fuente del sector de la construcción subraya que la oposición de poderosos constructores y hosteleros valencianos, entre los que cita a Luis Batalla o los hermanos Ballester, es clave para explicar las dilaciones en la aprobación de una norma que Eduardo Zaplana anunció como inminente ante el pleno de las Cortes en septiembre de 1998. Una fuente de la Generalitat admite que varios promotores y constructores han solicitado información al respecto y han puesto sobre la mesa las cuantiosas inversiones que han desembolsado para acometer la construcción de nuevos complejos turísticos que podrían quedar fuera de ordenación cuando se apruebe la ley. Otras fuentes vinculadas al Ejecutivo autonómico aseguran que el presidente de la Generalitat ha asumido como propia la ley de ordenación y rechaza introducir cualquier modificación en las cautelas para proteger el uso sostenible del litoral. Y señalan la aprobación del catálogo de zonas húmedas, esta misma semana, que protege muchas lagunas y descarta la calificación de urbanizable que disfrutaban cientos de hectáreas próximas al litoral. La Generalitat prevé decretar una moratoria sobre las recalificaciones de terrenos o concesión de licencias para nuevas urbanizaciones cuando el texto legal llegue a las Cortes, pero asume que todos los proyectos que se ejecutan en la actualidad se concluirán aunque incumplan disposiciones contenidas en la nueva norma. La posibilidad de acometer una gran intervención urbanística entre Sagunto y Cullera, que llevaría aparejada la construcción de un aeropuerto, la ampliación de un puerto y una nueva carretera, y que abriría la posibilidad de urbanizar varios kilómetros de la primera línea de playa entraña un volumen de obra y abre expectativas de negocio tales como para satisfacer a los más ambicisos constructores o promotores turísticos.

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