Tecnología punta en el Circuit
El Centro de Apoyo Tecnológico, único en España, desarrolla motores menos contaminantes y más silenciosos
Desde abril de 2001 funciona en el Circuit Ricardo Tormo de Cheste el llamado Centro de Apoyo Tecnológico (CAT), un servicio del departamento de Máquinas y Motores Térmicos de la Universidad Politécnica de Valencia que viene a cubrir una serie de necesidades que demanda la sociedad, según explica Francisco González, coordinador del centro. Estas demandas proceden todas del mundo del motor, que abarca desde la competición hasta las empresas de transportes pasando por cualquier tipo de vehículo de combustión interna (automóvil, motocicleta, furgoneta...). En el CAT, por ejemplo, se han desarrollado varios modelos de competición, como el Mitsubishi Evo 6 pilotado por Luis Flores, actual campeón de España de montaña; también el World Rally Car de Seat Sport se ha puesto a punto en las instalaciones del CAT, un centro único en España y de cuya tecnología punta y servicios se benefician muchos pilotos de alto nivel, equipos de competición e importantes multinacionales del sector de la automoción, como Renfe, la EMT, el grupo PSA (Peugeot-Citroën), Renault, Volvo...
Pero también el ciudadano de a pie, el usuario de un coche de serie, puede recurrir al CAT para conocer el estado de su vehículo o medir los máximos parámetros (potencia, velocidad...) de su coche. Para ello simplemente deberá acudir con su vehículo a las instalaciones del CAT en el circuito de Cheste, pagar la tarifa estipulada (unos 90 euros) y esperar unos minutos. 'En cinco minutos podemos conocer los parámetros máximos de cualquier vehículo', afirma Francisco González. Y sin ningún tipo de riesgo para el coche. 'El método que utilizamos es el inercial, el que menos machaca el vehículo. Quizá sea menos preciso que el método con carga o freno, pero también es el menos agresivo', explica González. Con estos sistemas, que permiten probar automóviles de hasta 600 caballos de potencia, se simula el comportamiento de un vehículo en un circuito, sus reacciones a velocidades de vértigo. 'Podemos probar un coche sin necesidad de estar en la pista', afirma el coordinador del centro, que añade: 'Los rodillos permiten probar vehículos con tracción a las cuatro ruedas, como los todoterreno, los deportivos o los coches de competición'.
El CAT consta de ocho módulos. Además de los dos bancos de pruebas, herramienta indispensable donde se ponen a punto vehículos y motocicletas, existe un aula de formación en la que se imparten cursos y se forman nuevos técnicos, una zona de inspección y otra de diagnosis donde se comprueba el estado de cualquier vehículo y se detecta el origen de averías o problemas; además, también funciona un laboratorio en el que se llevan a cabo análisis de aceites, combustibles y todo tipo de piezas.
Estos servicios pueden ser utilizados por particulares y talleres, pero en el CAT dejan clara una cosa. 'Aquí no reparamos averías. Simplemente emitimos informes. No somos una competencia desleal contra nada de lo establecido', asevera González, que anuncia que el centro ya proyecta un módulo para camiones, para vehículos de transporte pesado, con su correspondiente banco de pruebas.
El CAT es un servicio apenas conocido por el ciudadano de a pie. Unas instalaciones prácticamente nuevas que cuentan con la más alta tecnología; maquinaria compleja, de mucho valor. Un parque dedicado al desarrollo e investigación de nuevos motores, menos contaminantes, por ejemplo. 'Conseguir motores más potentes ya no tiene sentido. Las investigaciones van dirigidas a reducir las emisiones, a obtener motores más limpios, y también más silenciosos. Todo esto se logra a costa de disminuir la potencia. No hay más remedio, pero es lo que demanda la sociedad', indica González.
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